POR FRANCISCO JOSÉ FRANCO FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE CARTAGENA (MURCIA)
20 de julio de 1995. En Cartagena se vivía con intensidad la crisis industrial y se estrenaba como alcaldesa Pilar Barreiro. La ciudad padecía un estío monótono y caluroso aliviado por la brisa siempre refrescante del genio de Minnesota, hoy flamante premio Nobel de Literatura. Pocos recuerdan su fugaz presencia en la ciudad, en plena madurez y más nostálgico que nunca: a sus 53 años recién cumplidos, y afligido por una reciente separación, inició una revolución musical prescindiendo del sonido electrónico cuando nadie lo hacía. Acababa de grabar MTV Unplugged, doble álbum en directo en formato acústico que incluía éxitos de siempre y una colección de canciones escritas durante una nevada que le aisló en su rancho. Fue grabado en los Criteria Studios de Miami con Daniel Lanois como productor. Poco después de completar la grabación, decidió abandonarlo todo e irse de gira a Europa, completando el octavo año del Never Ending Tour. Comenzó una serie de 74 conciertos por todo el continente a mediados de abril de 1995 en la República Checa. Yo recuerdo que en nuestra ciudad y en varios kilómetros a la redonda comenzó a principios del verano a vivirse con gran expectación su llegada: estaba anunciado que se celebraría en la explanada del puerto junto al monumento a los Héroes de Cavite, pero el día 19 de julio por la tarde puedo asegurarles que allí no había nada. Sobre las cinco de la tarde salí a pasear con mi esposa y mi hijo Francisco, que tenía entonces solo dos años. Nos sentamos frente al mar y pocos minutos después comenzaron a llegar desde la zona comercial del puerto decenas de camiones cargados con contenedores que fueron apilándose ante la atónita mirada de mi niño hasta formar un soberbio rectángulo. Fue allí adentro donde actuó Dylan al día siguiente: procedente de Madrid (donde había actuado el día anterior), apareció dos horas antes del concierto ataviado con su característico sombrero (más ladeado que de costumbre) y un poncho de tacto suave.
El concierto de Cartagena, el número 68 del tour europeo, comenzó sobre las nueve de la noche con el tema Crash on the Levee, seguido de I Want You, que sirvió de excusa a Dylan, que tocaba la guitarra y la armónica, para presentar a su banda desenchufada: Bucky Baxter (dobro y pedal steel), Tony Garnier (bajista), John Jackson (guitarra), Brendan O´Brien (órgano) y Winston Watson a la batería. Durante dos intensas horas de calor y humedad, en un emplazamiento visualmente horroroso y con un despliegue de luz y sonido pocas veces visto por estos pagos, interpretó varios de sus míticos temas. Sus entregados incondicionales, venidos de los más recónditos lugares, le hicieron tocar hasta tres bises. Después concluyó en Dublín su periplo europeo. Se reunió con Patti Smith y volvió hacia América. Pocos meses después de su estancia en Cartagena enfermó gravemente y declaró a su salida del hospital:
Realmente pensé que vería a Elvis muy pronto
Afortunadamente no fue así y veinte años después de su breve pero intenso paso por Cartagena ha sido premio Nóbel. Dichosos los que pudieron como yo escuchar aquel concierto.