CUANDO NO HABÍA CORONAVIRUS. AÑOS DE LA POSGUERRA: “A PESAR DE LA ESCASEZ DEL PRESENTE AÑO SE HA RESUELTO ORDENAR COMIENCE LA FERIA EN LOS DÍAS FIJADOS PARA SU CELEBRACIÓN”
POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Llegaron años de necesidades y apreturas, años repletos de hambre en los que hubo que curar y restañar heridas. En aquellos días de la posguerra de una guerra incivil, el gobierno municipal proclamaba ante la llegada de los días de la Feria “A pesar de la escasez del presente año se ha resuelto ordenar comience la Feria en los días fijados para su celebración, lo que por este medio se hace público”. Años que, posteriormente, fueron dulcificados bajo el aire de la mejor batuta que marcó el gozo festivo que interpretaba la partitura de la vida. Una plaza, las palmeras y un kiosco fueron testigos de desfiles y cortejos, de gigantes y cabezudos, de verbenas y de exaltaciones festivas.
Porque dicen las crónicas que aquellos años de las Fiestas de la Virgen de Barbaño, se abrían y se cerraban al aire de la batuta de don Andrés Mena. Bajo la belleza de la mejor nota afinada que nos adentraban a los montijanos en días para ejercer saludablemente con oficio y maestría la holganza y la diversión. Todo bajo el mejor saludo de una madrugada fresca, con sabor a resaca de encuentros y verbena. En la que un trago de aguardiente reinventaba la vida, bajo el olor de una rueda de churros friéndose en la nafre de Frasco el churrero, que ahora borbotea traspasando mis nostalgias.