POR PEPE MONTESERIN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Cuando en abril de 2004 presenté en el Centro Asturiano “Se detuvo el mundo”, Premio Internacional de Novela Emilio Alarcos, le dediqué a Canteli un ejemplar y escribí: “Para el futuro alcalde de Oviedo”.
Es presidencialista, parte activa y capital del poder ejecutivo; todo pasa por él. Él discierne y todo le concierne: es el muerto en el entierro, el cura y la viuda.
Sus segundos son terceros; más que lugartenientes, lugarcabos, eso sí de alta gama; vuela alto y solo como el cóndor y se zambulle cual alcatraz.
Buen gestor demostró ser; del Oviedín del alma, de la derecha del alma pero sin abolengo, hecho en Teverga. No es un ilustrado, ni falta que me importa, y más que tecnócrata o bancario, que lo fue, antójaseme arcipreste; salvo en lo virtuoso, me recuerda al papista de San Isidoro, Alonso Tuñón, que manda más que Dios.