SEGÚN SE RECOGE EN DIVERSOS ESCRITOS, AVALADOS POR EL CRONISTA OFICIAL DE BAENA, MANUEL HORCAS, ALLÁ POR EL 1490 «PASANDO EN ROMERÍA UN ENFERMO, COMENDADOR DE CALATRAVA, HIZO NOCHE EN LA ERMITA DE SAN SEBASTIÁN, DONDE ESTÁ AGORA EL CONVENTO»
Según se recoge en diversos escritos, avalados por el cronista oficial de Baena, Manuel Horcas, allá por el 1490 «pasando en romería un enfermo, comendador de Calatrava, hizo noche en la ermita de San Sebastián, donde está agora el convento. Apretado de la enfermedad, tuvo un paroxismo tan grande que le tuvieron por muerto. A poco rato despertó y dixo: La Reyna del cielo me ha dado salud, a la qual he visto con su niño Jesús, que con un paxarillo en sus manos jugava y se reía, y la Virgen con amoroso semblante me dixo: Yo soy tu abogada; y porque con devoción te han querido favorecer de mí, te he dado entera salud. No pases adelante, que con esto se acaba tu romería, y tus novenas. Manda pintar mi imagen en esta ermita, donde recibirán merced los que buscaren mi intersección», según reza en un documento.
Indica Horcas que «enseguida se aparecieron dos jóvenes que se decían pintores, encargándose de realizar la obra, desapareciendo seguidamente». Para muchos, la Virgen mostraba así su deseo de quedarse al amparo de la localidad de Baena y de toda su comarca. La imagen de la Virgen pintada al fresco adquiere fama de milagrosa y atrae la devoción y limosna de los fieles. La iglesia se convierte en una importante etapa en los caminos de peregrinación tanto a Guadalupe como a Santiago de Compostela.
En un cajón
La iglesia actual comienza a construirse a partir del primer tercio del siglo XVI y la ermita de San Sebastián en cuya pared está pintada la imagen de la Señora de Baena queda unida a ella. En el proyecto final, la pintura de la Virgen de Guadalupe no acababa de encajar y era necesario trasladarla aunque no fue tarea fácil. Se narra que el encargado de las obras no se atrevía a hacer el traslado por temor a que el muro se desmoronase y se perdiese la pintura. Mientras se debatía en estas vacilaciones sufrió un ataque de parálisis que le impidió trabajar, quedando las obras paradas durante siete años. Como no encontraba remedio humano a su mal, el encargado se encomendó a la Virgen prometiéndole que si sanaba dirigiría el traslado de la imagen a su nuevo lugar.
El hombre recuperó la salud, hecho que fue considerado un nuevo milagro de la Virgen, y que era deseo de la Señora el ser trasladada con lo que el maestro se entregó de lleno a su trabajo. Esto ocurría en 1617. El trozo de muro con la pintura fue recortado con meticulosidad «colocado dentro de un cajón y empotrado en la pared donde todavía hoy se puede observa la Sagrada Imagen», relataba en sus escritos el cronista oficial del municipio Manuel Horcas.
Cuatrocientos años después la asociación de la Virgen de Guadalupe ha conmemorado durante todo 2017 el traslado con diferentes actos religiosos que han contado con la participación de los cardenales Carlos Amigo Vallejo y Antonio María Rouco Varela, este último inauguraba un monolito en honor a la Virgen, obra de la baenense Cristina Amo. En su día grande, celebrado ayer, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, cerró la tradicional novena de conmemoración.
Fuente: http://sevilla.abc.es/ – Sandra Núñez