POR JOSÉ MARÍA SUÁREZ GALLEGO, CRONISTA OFICIAL DE GUARROMÁN (JAÉN)
Esta curiosa cuchara “catacaldos” me la regaló para la colección el también Comendador de la Cuchara de Palo, Custodio de Nuestra Sede Matriz de Las Tinajas, en Guarromán, Rafa Oliván (a él no le gusta que le llamamos Rafael, ¡qué le vamos a hacer!), y formaba parte de su tienda de antigüedades.
Se ha utilizado, no sabemos desde cuándo, para probar el punto de sal, o de otros condimentos, en los caldos y que no se quemase la lengua el cocinero, o cocinera, en la cata de ellos.
El extremo más ancho de la cuchara se introducía en el caldo caliente, hirviendo casi siempre, y se dejaba que cayera a través de la hendidura en forma de canalillo del mango de la cuchara para que se enfriara, hasta que llegara sin quemar al otro extremo, una cuchara más pequeña que era la que se llevaba a la boca el guisandero que probaba el punto de sal o de picante en su justa temperatura.