POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
El Cueto es a Pravia lo que el Naranco a Oviedo; un cordal fertilísimo mal aprovechado, con eucaliptos, maleza inculta y poco pino. Lo recorrí en dirección oeste desde el nivel del mar en el Nalón, pasé por la Colegiata de Pravia, al lado de la Biblioteca, subí al antiguo depósito de agua y al abandonado mirador, de ahí a las fuentes de la Guanga y al primer canto, 249 m., único con vistas a la Villa; luego me adentré en la caótica espesura, alcancé a duras penas la casi impenetrable segunda cota, 266 m., bajé y rodeé ésta para subir a otra emboscadísima loma, casi imposible, 230 m., para salir al norte por Las Baragañas y remontar la airosa cota 273 m., recién talada, encima de Corralinos; bajé hacia Campasola, al collado Barganeiro y subí a la mayor altura del cordal, de dificilísimo acceso, 312 m., encima de Cadarienzo, donde escribo atrapado en espera de una motosierra y un plan forestal que no agote el monte más que al caminante.
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