POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS).
Situada a un kilómetro al oeste de la localidad parraguesa de Arobes -dentro de los límites de la parroquia de Castiellu- bajo una muy vistosa cornisa calcárea que parece semejar una cascada de piedra, no pasa desapercibida para quienes circulan por la carretera nacional 634 por el oriente asturiano.
Muy aventurado es fijar la antigüedad de las culturas que habitaron la cueva de El Taragañu.
Alguna excavación se hizo en el lugar hace seis décadas y allí se colocó un rótulo que decía: “Servicio de Investigaciones Arqueológicas. Excelentísima Diputación Provincial de Asturias”.
Pero nunca se dieron a conocer los resultados y -el que sería uno de los más importantes yacimientos arqueológicos de Parres- quedó en manos de cualquiera que por allí se acercase y rebuscase entre sus estratos, corriendo el peligro de perderse piezas de gran valor.
Bien es cierto que algunos curiosos aficionados investigadores encontraron hace medio siglo materiales cuyo origen podría situarse en el Paleolítico Superior, incluso en el periodo Magdaleniense Medio Cantábrico, entre los años 12.000 y 14.000 antes de Cristo.
De hecho, piezas típicas del periodo Aziliense como hojas de sílex negro, micro raspadores circulares de volumen semi-piramidal tallados sobre lasca.
Hojas apuntadas de sección triangular en sílex ámbar, propios del periodo Magdaleniense, así como materiales óseos en modo asta de ciervo similares a los hallados en las cuevas de El Cierro y del Río, en Ribadesella, y las de La Riera y Cueto de la Mina, en Posada, fueron encontrados en El Taragañu.
¿Estuvo la cueva habitada de forma más o menos continua hasta el Neolítico, 4.000 años antes de Cristo? No lo sabemos, pero el lugar presenta una ´fachada´ más propia de un lugar que podría considerarse de culto pagano, tal vez este fuese el lugar de los primeros habitantes de nuestras tierras parraguesas, ya miles de años antes de Cristo.
Una vida prehistórica de la que estamos lejos de tomar conciencia colectiva.
Hace 25 años, el arqueólogo y Licenciado en Historia Rogelio Estrada García, catalogó en el concejo de Parres 33 yacimientos arqueológicos, 20 de ellos inéditos.
La presencia de substrato calizo en nuestro concejo de Parres es muy relevante, propiciando la formación de numerosas cavidades y abrigos.
Concretamente, esta cueva de El Taragañu también fue estudiada por el parragués José Antonio Blanco Sordo en el año 1977, datando algunos útiles recogidos en la misma, cuyos detalles fueron publicados en la revista estival de la Sociedad del Bollu de La Peruyal del citado año, y en los cuales se apoya este artículo cuarenta y cuatro años después.
Muy cerca también se recuperaron materiales e instrumentos similares en la ladera situada bajo el cantil rocoso de Vega Benay, en Arobes.
(Agradezco a Nacho Pando Rosete la cortesía de grabar el vídeo y tomar las fotos que acompañan la publicación -esta misma semana- en el lugar de la Cueva de El Taragañu, de gratos recuerdos familiares para él y para su familia).