POR HERMINIO RAMOS PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

Nuestra Diputación, hace público su colaboración y aportación, interesante al cuidado de ese patrimonio histórico que, regado por toda la geografía de nuestra provincia, sufre el deterioro del tiempo junto a ese fenómeno imparable de la despoblación. Este fenómeno nos obliga a establecer una clasificación, muy detallada y concreta de los núcleos de población, en los que nos vamos a encontrar con un motivo de cuidado como mínimo, la iglesia, porque la escuela y el ayuntamiento junto a la casa del maestro eso no ofrece problema alguno, solo la primera puede presentar problemas, necesitar vigilancia, cuidados y los responsables estar atentos a cualquier evento negativo, de aquí la gran importancia que tiene la noticia de nuestro diario de que la Diputación esté presente, sin duda junto a los vecinos y la diócesis que al fin y al cabo son los tres valores y las tres figuras sobre las que pesa esa responsabilidad.

La evolución de la sociedad es acelerada y a la vez imparable, lo que esta exigiendo constantemente adaptaciones y correcciones debidos a esos cambios para estar a punto en cada momento y en cada caso. Hemos visto y vivido tales desatinos a lo largo y ancho de la segunda mitad del pasado siglo, que pienso lo que puede pasar a pesar de la inmensa cantidad y calidad de los medios de que se dispone en este momento, si se baja la guardia o se abandona la vigilancia.

Ese paisaje urbano, de ambiente rural que remata una espadaña y unas campanas, muchas veces junto a la maltrecha veleta encierra miles de páginas de historia viva, aunque hoy solo durante los meses de julio y agosto, se oiga de cuando en cuando el griterío de algunos niños junto a la voz segura y reposada del abuelo, hay que vigilar y cuidar esos nobles y representativos restos, como lo son esas fuentes de agua viva, esos molinos cargados de dichos y hasta de leyendas más o menos atractivas.

Nada digamos de esos puentes milenarios y aquí muy cerca en esa ribera que desde Cabañas llega hasta el Duero cruzada por tres pontones y tres puentes, el Andaluz, en San Marcial, el Patato en la Pueblica de Campeán y aguas abajo el de Campeán o de Judiez, abandonado a su suerte roto y medio enterrado por las tierras y el olvido el primero de la «Vía de Ocellum» a Aldeas Navas hoy en tierras portuguesas y al que siguen el de todos conocido de las Urrietas y el de Sogo. También este merece por su importancia, origen y significado la atención de nuestra institución provincial. Junto a este, días pasados escuché con toda atención, el comentario que se hacía en la tertulia de la iglesia de San Miguel del Valle sobre las grietas que parecen anunciar su trágico destino de no ponerse remedio y eso si se llega a tiempo.

Cuidar el paisaje debe constituir una auténtica responsabilidad de todo ciudadano y junto a éste y sin ninguna duda ni excepción cuidar el ambiente creado por el hombre aún en los restos más insignificantes.

No podemos olvidar que esta decisión nos define y lo hace sin tener en cuenta ni dónde estamos, ni dónde nos sentamos. Nuestra felicitación a la institución provincial y adelante sin miedo y sin complejos

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/