POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Choca en la calle, en la calle Gascona, que el precio de la sidra sea el mismo al margen de su calidad, aunque se ha uniformado el proceso de fabricación. En una cata a ciegas, el común de los bebedores difícilmente distinguirá una Tareco, una Trabanco, una Viuda de Angelón… Gente que se las da de paladar finolis, yo lo comprobé en una cata, dio tres calificaciones diferentes a tres culines escanciados de la misma botella. Nunca un trago sabe igual que otro al mismo gargüelu. En cuanto a la subida del precio por botella, importa poco: si estaba a 2,20 euros, seis culetes salen a 0,36 euros; si sube a 2,70 euros, saquemos un culín más y los que hagan falta para que el precio por trago se mantenga. De este modo nos iniciamos en el cálculo infinitesimal, en las paradojas de Zenón, y comprenderemos el milagro de la división, más que multiplicación, de los panes y los peces. No digamos los Presupuestos del Estado.
Fuente: http://www.lne.es/