POR MIGUEL ROMERO SAIZ, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD
Me decía «Camarrota», el cartero de mi pueblo de origen, que «cultura es el muñeco de barro hecho por los artistas de su pueblo, así como la obra de un gran escultor, de un gran pintor, de un gran místico, o de un pensador. Cultura es tanto la poesía realizada por poetas letrados como la poesía contenida en un cancionero popular». Y es que es así de sencillo.
Por eso, desde que tengo uso de razón -tal vez por influencia clara de mi mentor Carlos de la Rica- amo sencillamente la cultura en el pleno dominio de su palabra. En todos los ámbitos, en todos los sentidos, en todo su contenido, porque es, en ella, donde creo que está la libertad plena del ser humano. Todos los grandes filósofos han reflexionado con palabras ante este concepto y creo que todos así lo creen. Recuerdo también una bella frase dicha por Marcus Garvey «las personas sin conocimientos de su pasado, su origen y su cultura, son como un árbol sin raíces» y con esto queda dicho todo.
Por eso, quería traer a mi columna semanal de opinión, de este importante medio digital, este concepto en base a lo que en esta semana ha podido suponer para el conquense capitalino. Este Ayuntamiento, su concejalía de cultura especialmente, dirigida por el arqueólogo Miguel Ángel Valero, junto a quienes estamos colaborando a su lado -en ello me encuentro con sentimiento de causa- ha querido convocar a todos y cada uno de los representantes, asociados o no, del mundo de la cultura conquense, para establecer unos parámetros de opinión, donde se genere un posible foro representativo en calidad de Consejo de Cultura, y desde ahí se propongan ideas, proyectos, realidades, sinergias en definitiva, consensuadas en lo posible, para reactivar los mecanismos necesarios para que el desarrollo cultural tenga un ejercicio de acción, tanto en rendimiento como en eficacia, evitando en lo posible, la desinformación y la descordinación en actividad y puesta en valor. Es, sin duda, un gran objetivo y una importante apuesta que hay que aplaudir.
Ahora bien, ¿cómo hacerlo posible en su mejor fórmula? Para ello, todos, sin excepción, debemos concienciarnos de que debemos colaborar en ello y hacerlo sin la hipocresía y la envidia que anda extendida por estos parámetros sociales, en los que «cada uno pensamos que somos el mejor» y que ayudar o colaborar o supeditarse a un consenso no es la mejor idea.
Debemos de cambiar de chick, y creo que todos saldremos beneficiados. Si una Asociación de prestigio -culturalmente hablando- ya tiene su reconocimiento y su representación como tal, digna y legítima, los que no se encuentren asociados porque no lo desean y están en su legítimo derecho, deberán ponerse de acuerdo para decidir quién o quiénes les representarían en esa plataforma cultural, es decir, deberían reunirse y elegir un representante entre ellos que les dignifique en la participación del Consejo. ¿Será posible? Eso, es lo que nos debería hacer «grandes» como conquenses, el ser capaces de poderlo llevar a cabo. Me refiero a pintores, escultores, grabadores, diseñadores, músicos, ceramistas, actores, escritores, poetas, gestores, titiriteros, bailarines y todos cuantos componemos el jeroglífico de la cultura liberal en nuestra ciudad. Ahí demostraremos si hemos alcanzado la madurez del adulto, el sentimiento de causa para crecer en nuestra habilidad, afición o cualificación, considerando que haciéndolo provocaremos el ejercicio de esa democracia que nos avala, pero sobre todo, conseguiríamos hacer crecer nuestra sociedad en calidad, progreso y bienestar.
Bueno, en principio, más de ciento veinte personas asistieron a la reunión; más de treinta intervenciones definieron la idea, y sobre todo, hubo conocimiento y contacto como medio de saber por dónde queremos ir y realmente, por dónde vamos. Felicito al Consistorio y me felicito a mí, por la culpa que pueda tener -«falsa modestia»- pero en esta felicitación va implícita la de todos cuántos allí estuvimos y a los que vieron con «buenos ojos» que esta vía y ese mecanismo es posible y beneficioso. ¿Será realidad? Esperemos que sí.
Fuente; https://eldiadigital.es/