POR MAUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Detalle de la cúpula del presbiterio de la ermita de Jesús Nazareno. En el centro aparece el escudo de la Congregación Hospitalaria de Jesús Nazareno, que fundará en el siglo XVII el emeritense padre Cristóbal de Santa Catalina, quien nació en Mérida el 25/VII/1638, con el nombre de Cristóbal López de Valladolid, en el núm. 8 de la calle Baños. Hijo de labradores muy pobres. Fue bautizado en la iglesia parroquial de Santa Eulalia.
Atraído por la regla de San Francisco de Asís, Cristóbal de Santa Catalina profesó como terciario en 1671, en el convento de la Madre de Dios, en las afueras de Córdoba, ciudad que lo acogió como hijo, se portó como padre y murió como un santo.
Después de Mérida, Córdoba fue su auténtica patria, donde desarrolló su vocación sacerdotal y donde fundó el 11/II/1673 el Hospital de Nuestro Padre Jesús Nazareno para atender a los más necesitados. Colocó en la puerta de aquel centro sanitario su carisma: “Mi providencia y tu fe tendrán esta casa en pie”. Falleció en Córdoba el 14/VII/1690.
A finales del siglo XVII, los seguidores del padre Cristóbal de Santa Catalina llegaron a Montijo y fundaron un pequeño establecimiento hospitalario junto a una capilla erigida bajo la advocación y protección de su titular: Nuestro Padre Jesús Nazareno.