POR MARÍA VICTORIA HERNÁNDEZ PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE LOS LLANOS DE ARIDANE (CANARIAS)
En los apuntes inéditos del aridanense y agente judicial Anastasio León Capote (1905-1985) consta un diario de la erupción del volcán de San Juan (1949). No hay referencias al autor del texto o, por el contrario, ignoramos si pertenece en su totalidad al Sr. León Capote. Respetamos el texto para su publicación y hemos elegido lo reseñado el 4 de julio de 1949.
«Día 4 de julio
Hoy se veía el fuego y soltaba lava a gran altura pedazos de piedras encendidos que caen otra vez dentro de los cráteres abiertos soltaba una tierra negra (polvillo) que se esparció por casi toda la isla que no se podía salir a la calle de dentro de las casas, pues los […] y los árboles quedaban todas sepultadas de la ceniza tierra calcinada del volcán casi no se podía respirar sin […] nada y fue tanto que el sol se empardeció como si fuera un eclipse o si es que en las calles fue tanto que las baldearon sufriendo tanto daño en las casas que quedaron negras a causa de la tierra pues no se podía estar en la calle porque faltaba la respiración que se introducía el polvo por la boca y nariz que era la vida imposible.
En esta fecha vinieron de Tenerife y volaron sobre el cráter unos aviones de la Compañía Iberia con gente de las islas y de la península por sobre el volcán a contemplarlo. El Gobernador Civil, el capitán General y vino de Madrid un geólogo D. José María Bonilla Rubio y de Las Palmas D. Simón Benítez Padilla que el Gobierno del Caudillo los envió a La Palma a estudiar dicho fenómeno y a ver el peligro que podía ocasionar. Pues dieron el Sr. Bonilla y el Sr. Benítez Padilla unas conferencias en El Paso, casa Monterrey, para apaciguar los ánimos. Pues según opinión de dichos geólogos dicen que no hay peligro que este volcán es tipo peleano y otro que es tipo estrampoliano, hablaron en ese teatro de El Paso donde dieron dos conferencias y la gente se apaciguó un tanto pues dijeron que pronto echaba la lava y que no haría ese gran daño y que quemaría una faja de terrenos pero que no habría que lamentar desgracias personales, pues según otras erupciones por los años 1605 y 1717 y 1600 que hubieran calcinado terrenos pero no echaron gases dañinos así es que la gente se calmó un tanto hasta que hizo la erupción como se ve no se lamentó desgracias personales pues nadie murió a consecuencia del volcán de San Juan… que Dios lo quiso así».