‘ESCRIBO SOBRE SEGOVIA PORQUE ES LO QUE CONOZCO’. ARTÍCULO DE FRANCISCO PUCH JUÁREZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDESIMONTE (SEGOVIA)
Soy de opinión de que uno ha de escribir de aquello que sabe, conoce o ha vivido, y así y todo, con frecuencia nos equivocamos.
Me encuentro en esta bella y acogedora ciudad de Águilas, a más o menos seiscientos kilómetros de mi pueblo que, además de pueblo es el Real Sitio de La Granja en la provincia de Segovia.
A diario participo en Águilas en la ya archiconocida Tertulia veraniega de La Glorieta, en la que hace unos años exhibía un ejemplar del centenario diario El Adelantado de Segovia que me era enviado por la Dirección del mismo, del que era colaborador habitual
Cuando llegaba a la Tertulia enseguida me preguntaban: Paco cuéntanos que pasa hoy por Segovia, y quién más quién menos hojeaba y ojeaba las páginas del diario.
Hoy si quiero comentar algo de mi serrana Tierra segoviana, tengo que recurrir a ese modernismo del Internet que mal manejo, aunque los amigos me siguen preguntando por El Adelantado.
Escribir algo sobre Segovia, para mí es cosa fácil porque he vivido en ella, porque la amo
“Amo a Segovia porque fue testigo de andanzas mías y de mis mayores, porque allí culminaron los amores que aunque el tiempo ha pasado están conmigo”.
Este 25 de agosto, se ha celebrado la festividad de San Luis Rey de Francia Patrono del Real Sitio de La Granja, lugar en el que nací, y es la fiesta mayor del pueblo, pero yo no estoy allí.
Por nuestra Tierra ya se dice, y si no lo digo yo: Ser segoviano un orgullo, ser de La Granja un Título. Hablar de La Granja, no es hablar de un pueblo, de una localidad, es hablar de un paraíso engarzado entre montañas de una exuberante vegetación arbórea, de pino y otras especies que suben ladera arriba hasta los propios picachos de la Sierra Segoviana de los que, en los crudos inviernos, con alargar un poco el brazo coges un puñado de nieve.
Los Reyes no eran ni son tontos, sabían elegir los más bellos lugares para hacer sus palacios y fijar en ellos su residencia, y así hubo un Rey Felipe V, que mandó construir en el paraíso granjeño su maravilloso palacio a imagen y semejanza de su famoso Versalles, pero se superó en el de La Granja por su entorno natural y los maravillosos juegos de agua de sus monumentales fuentes. Por Francisco Puch Juarez
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