DE COLORES… (2)
Jul 06 2013

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Obra del pintor archenero Inocencio Medina Vera, propiedad de la familia torrevejense Parodi-Mateo.
Obra del pintor archenero Inocencio Medina Vera, propiedad de la familia torrevejense Parodi-Mateo.
Escenario del teatro de Torrevieja decorado por José María Sanz para la celebración los Juegos Florales el 28 de agosto de 1918.
Escenario del teatro de Torrevieja decorado por José María Sanz para la celebración los Juegos Florales el 28 de agosto de 1918.

El pintor archenero Inocencio Medina Vera (1876-1918)

Nació en Archena, en 1876, hijo de Miguel Medina Luna, maestro, y de la también maestra, Pilar Vera Medina. Estudió dibujo y pintura en Murcia.

En junio de 1892, la sociedad murciana “La Económica”, por su destacado quehacer en la clase de “Figura de la estampa y del antiguo”, dirigida por los profesores Federico Mauricio Ramos y Francisco Sánchez Tápia, se le concedió la Medalla de Plata por su destacado trabajo. Luego marchó a Madrid, con una beca de la Diputación Provincial para estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, allí realizó el aprendizaje de la pintura decorativa con Antonio de la Torre y obteniendo la Medalla de Honor en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1899 por su cuadro «Dar de beber al sediento»

Regresó a Murcia y Cartagena en 1896, en donde colaboró con ilustraciones y escenografías teatrales para la obra de su primo, el poeta de la huerta, Vicente Medina, a quien inmortalizó en uno de sus cuadros, sintiendo, como él, profundamente el drama de la vida campesina, aunque lo inquieto de su trayectoria vital le hizo abrirse a los aspectos más variados y progresivos de su época. Realizó trabajos de pintura decorativa en dos paneles del “Café Moderno” de La Unión, alcanzando una estrecha conexión con el credo modernista, especialmente en el titulado “Danza campestre”, pleno de ritmos caligráficos y de vaporosos temas que enlazan en un fluir continuo las agiles siluetas de las muchachas; y en el palacio Consistorial Cartagena, pintando el techo de la secretaría particular de la alcaldía, donde la ciudad aparece efigiada como una matrona coronada de torres entre dos varones semidesnudos que aluden al trabajo en el mar y en las minas, y sentada sobre atributos alusivos a su riqueza y pasado histórico.

En 1900, colaboró con el pintor Antonio de la Torre en la decoración del murciano Teatro Romea, después de su incendio, en sus nuevas pinturas decorativas. Su obra en el teatro Romea representa la coronación de Julián Romea por musas del Parnaso, así como la ofrenda de un escudo de la ciudad de Murcia al actor y poeta, junto a algunas pinturas costumbristas.

Iba y venía de Murcia a Torrevieja para dar los últimos toques a la decoración del teatro Romea, donde realizó la ornamentación del techo -que se conserva casi como a principios de siglo, con la misma técnica que en el Casino de Torrevieja, donde realizó los paneles del salón principal, obras pintadas sobre lienzo, que posteriormente eran pegados sobre las paredes. En el salón principal del Casino el artista trazó unas bellas pinturas que reproducían delicadísimas escenas campesinas, imponentes parajes montuosos, ruinas y castillos, dándole, junto al artesonado de Salas Coll, una prestancia señorial al conjunto. Tanto las pinturas del Casino de Torrevieja como las del “Teatro Romea” de Murcia, fueron inauguradas en el año 1901.

Le llamó Luca de Tena a Madrid para colaborar en Prensa Española. Sus vinculaciones con el ambiente modernista madrileño no pudieron se más directas, puesto que dibujó para “Blanco y Negro” y “ABC”. Sus magníficas portadas le dieron prestigio y fama. También colaboró en «La Esfera», «Mundo Gráfico», «Alegría», etc. Ilustró cuentos y novelas de los mejores escritores en las revistas «Contemporáneos», «El cuento semanal» y «Madrid cómico» que dirigía Clarín.

En 1904, consiguió la tercera medalla en la Exposición Nacional con su cuadro costumbrista “A casa que llueve”, compartida con Julio Romero de Torres, Hermoso y Labrado, concursando junto a Sorolla, Regoyos, Beruete, Nonell, Pinazo, Rusiñol, Sotomayor, Ramón Casas, Degraín, etc. En 1906, con el cuadro «Bautizo en la Huerta» obtuvo la segunda Medalla de la Nacional de Bellas Artes, obra que fue adquirida por la Infanta Isabel de Borbón, apodada “La Chata”, hermana del rey Alfonso XII. En el año 1912, animado por su primo el poeta, se trasladó a Buenos Aires contratado como director artístico de la revista «La Semana Universal». Expuso en el “Salón Costa” bonaerense.

De regreso a España, el “Museo de Arte Moderno” de Madrid adquirió su cuadro «La Romería de San Eugenio», dos años más tarde, de nuevo en la capital Argentina, en donde vivió con su primo, Vicente Medina, al que ilustró varios de sus libros.

En Buenos Aires, trabajó en numerosas obras, alcanzando fama como retratista, pintando para la alta sociedad. En Argentina se guarda de hecho un tributo especial al pintor, puesto que una gran parte de su obra quedó en este país.

En el mes de agosto de 1918, regresó a España enfermo, falleciendo dos meses más tarde, el 28 de octubre, en Archena, su pueblo natal. Su muerte prematura, a los cuarenta y dos años, interrumpió la prolífica obra de Inocencio Medina, un artista que se concentró en la temática realista y costumbrista sin dejar de lado las nuevas tendencias de la pintura de comienzos del XX. Sus obras destacan muchas veces por los esquemas figurativos dotados de una aguda presteza en la composición de los colores con pinceladas sueltas.

Sobre las pinturas que realizó Inocencio Medina Vera en el Casino de Torrevieja, el también pintor Gil de Vicario dejó escrito, en 1921, un inspirado elogio:

“Ahí está el alma de Medina Vera; en cada uno de esos ‘panoramas’, tan jugosos de colorido, tan sueltos de factura, tan fáciles de concepto. En aquel de las contorsionadas tierras levantinas, que tiene ambiente de obra de Muñoz Degrain; en ese de la esmeralda salobre y turbia de unas aguas muertas engarzada en jaramagos de oro viejo; en este de las segadoras, que se tuestan bajo lo inclemente de un implacable sol; en las notas rápidas gráciles, de acariciadora simpatía, que son ornamentales motivos sueltos.

Ahí está Medina Vera, dejaste a los torrevejenses un trozo de tu vida, que guardan con todo el fervor de su alma generosa, noble y abnegada.”

Por desgracia los torrevejenses no supieron conservar estas obras.

El escenógrafo José María Sanz Fargas (1859-1929)

En junio de 1918, el pintor escenógrafo José María Sanz, del “Teatro Romea de Murcia”, realizó el decorado de la obra “El abrazo de Vergara” en el teatro de Torrevieja. La obra fue estrenada en 1 de julio por los afamados artistas `Mary.Luis´. La obra estaba fue escrita por César Carrera, con música del maestro Tormo.

Sanz fue también aquel mismo año en encargado de la decoración de los Juegos Florales celebrados en el teatro de Torrevieja, bajo el reinado de la señorita Soledad Casciaro Parodi. El artista murciano derrochó todo su acreditado arte en la presentación del escenario. Hasta el telón de boca fue hecho exprofeso para esta fiesta, en el que se leía “Juegos Florales 1918”. Merecieron muchos elogios la presentación del trono y todo el decorado del pintor José María Sanz.

José María Sanz dudaba, en su modestia, de si sus apuntes parecieran trasnochados, fuera del presente y sin brío de juventud. Tenían una extraordinaria fuerza expresiva, estando ejecutados de un modo virtual, en rápidas impresiones certeras y seguras. Un excelente pintor murciano que se inspiraba para muchas de sus creaciones teatrales en el paisaje torrevejense: casas y barracas de pescadores, campos dilatados de mies, lejanías finamente agrisadas en la carencia lenta de la luz.

Continuará…

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 6 de julio de 2013

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