Este curioso dato lo recogió el Cronista de Asturias don Constantino Cabal por boca de don Antonio Suárez en la Pola en 1955. Aseguraba el Cronista, que esta fiesta de Les Comadres -“sin ser Antruejo propiamente, tiene relación con él”- fue muy generalizada tanto en Asturias como en Galicia. De todo modos, fue perdiendo fuerza pero no en la Pola precisamente, fieles mantenedores de sus tradiciones folclóricas, continúan celebrando el jueves de Comadres con el bollu preñau como denominador común del encuentro entre amigos y ahijados. Pero mucho cambiaron las cosas desde aquellos tiempos que citaba Constantino Cabal, cuando el Antroxu duraba varias semanas, y la fiesta de Les Comadres formaba parte del calendario carnavalesco como ya queda dicho. En principio era una fiesta –dicen- reservada para mujeres de manera exclusiva y entre las féminas, solo para les comadres, no permitiendo de ningún modo acercarse a ningún hombre, pues ellos, a su vez, tenían también su fiesta análoga que era cosa de compadres pero celebrada de domingo, no permitiendo tampoco, el participar a mujer alguna del encuentro. En ambos casos se trataba de meriendas y lo mismo las unas que los otros, llevaban a sus respectivos ahijados a la celebración.
Me comentó hace ya muchos años Joaquín Vigil “El Guaxu” que el jueves de Comadres por la Pola, no se veían más que mujeres con cestas de mimbre con los bollos en crudo .”A las tres comenzaban a pasar en dirección a los hornos de las distintas panaderías y pasadas las cinco ya con los bollos crujientes, grasientos y olorosos camino del prau Malato o al Prau Picón donde merendaban en pequeños grupos o familias”. Allí, repito, merendaban en agradables tertulias los bollos, corría la sidra y de postre las naranjas que ya solían mercarse desde el dos de febrero, día de La Candelaria, fecha esta en que, a su vez, era muy típica la Romería de las Naranjas con ofrenda en el convento de San Pelayo, más conocido como Las Pelayas en Oviedo.
Se cantaba, se bailaba, y ya oscurecido el día, se regresaba a la Pola en un solo grupo en plena armonía, alegría y los estómagos contentos, que la danza sale de la panza, como reza el viejo refranero. Aquellas costumbres fueron cambiando, pero lo bueno y agradable se mantiene y así se continúa celebrando, no al aire libre, más bien en locales de hostelería o locales privados, en cocheras, etcétera.
El jueves de Comadres la Pola huele a bollu preñau, lo mismo esté elaborado con pasta de hojaldre o con harina y mantequilla, son todos ellos exquisitos y los polesos e invitados disfrutan de tan exquisito manjar, dejando por unas horas aparcados los consejos médicos, porque ¡concho! un día es un día y la tradición en la Pola se impone, faltaría más… Y el bollu preñau, elaboración totémica de la Capital de la Asturianía incluso debería tener monumento propio.
No nos podemos olvidar de las tortillas de sardines salones que desde hace mucho años forman parte del menú comadrino, incluso la dinámica sociedad de festejos que presidía el dinámico Cesar Díaz -de esto hace ya de treinta años- organizaba un concurso en el entorno de la plaza para distinguir la más exquisita.
Dejó escrito Luis Antonio de Vega en su Guía Gastronómica de España (Madrid – 1967) que el bollu preñau “no había que acompañarle con productos porcinos, pues los llevan en sus entrañas. Dentro de la masa meten los chorizos que ocupan la miga y le suministran un perfume y un sabor altamente deleitoso. Es un regalo elegante un bollo preñado, es decir, un pan excelente y sus chorizos magníficos, lo considero un obsequio, tal vez bucólico, pero muy loable”
Volveremos a la Pola, si es posible el jueves de Les Comadres, si no el viernes a Les Comadrines que es todo mucho más familiar y si aún nos encontramos con ganas, podemos acudir de sábado a Les Migayes que a buen seguro algo quedará.