POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El pasado viernes, 23 de marzo y coincidiendo con las Jornadas de les Fabes, de Villaviciosa, gocé del placer -a la vez que me sení honrado- de participar en la Mesa Redonda (que resultó muy alargada por el número de ponentes y de público asistente) acerca de la realidad, presente y futuro, de la FABA ASTURIANA, variedad «Granja Asturiana», protagonista de nuestra FABADA.
El sufijo -ADA, en nuestra Asturias, tiene significado de «abundancia». Una «fabada» , por tanto, es un guiso de alubias (en nuestro caso, de la variedad «granja» o «del cura») con abundancia de compango cárnico (lacón, morcilla, chorizo y tocino).
Si las alubias son de tamaño pequeño y el compango es escaso, hablamos de una «fabadina» (el sufijo -IN o -INA indica pequeño) y si el compango es exageradamente abundante, se trataría der una «fabadona» (el sufijo -ON y -ONA indica exageración).
¿Cuál debe ser el tamaño ideal de les fabes para una buena fabada?
Si atendemos a las normas que señala el Consejo Regular para definir las características de la FABA ASTURIANA, variedad Granja, nos moveríamos en tamaños que corresponderían a unos 100-110 granos o semillas por cada 100 g de muestra. Es decir, el peso medio de cada semilla sería de 1 g escaso.
Hablamos, tal como lo entiende el C.R. de semillas secas, limpias, exentas de manchas y de otros defectos.
¡Oiga!
¿Y si utilizamos fabes frescas, congeladas desde su recolección?
Pues les diré que la fabada resulta igual de exquisita (si el compango es de calidad, claro está).
Ahora bien, piensen una cosa: 1 kg de faba fresca es 1 kg de faba para el guiso; 1 kg de faba seca, después de hidratada (después del remojo en agua) supera 1,5 kg, ya dispuesta para el guiso.
Si pagaron el mismo precio por ambas… vean que la seca «cunde » más que la fresca.
¡Otra cosa!
¿Qué decir de les fabes de importación?
A tenor de lo que afirman los expertos en cata de fabes, las de importación presentan un paladar harinoso, a diferencia de las asturianas que son más mantecosas; por otra parte, al ser menor su densidad, hay más granos por cada 100 g de muestra.
El precio, lógicamente, es menor que el de «faba asturiana». Otra cosa es que nos vendan «gato por liebre» y ofrezcan al precio de asturiana la faba que es importada.
Permítanme un recuerdo de mi «vida pasada» como profesor.
Al explicar el concepto de MOL como unidad de cantidad de sustancia, decía a mis alumnos: «Un mol es como una docena, pero A LO BESTIA; una docena son doce entidades de lo que sea (ejemplo, huevos) y un mol son 6 y 23 ceros detrás de tales entidades «.
Después, en plan de coña-comentario, les proponía este problema: «Suponiendo que una faba de fabada, en seco, pesa 1 g, ¿cuántos camiones de 30 toneladas de carga cada uno se necesitarían para transportar 1 mol de fabes?
¿Y cuántas fabadas se podrían elaborar con ese mol de fabes si cada guiso precisa 750 g?
Intenten resolver ese ejercicio. ¡¡Quedarán asombrados de lo «grande» que es 1 mol!!