POR ANTONIO HERRERA CASADO, CRONISTA OFICIAL DE LA PROVINCIA DE GUADALAJARA
Vaquillas, vaquillones, zarragones o diablos, han dejado de ser solo cosa de hombres. El ímpetu de las mujeres de Guadalajara y sus ganas de participar en una manifestación cultural originariamente apta solo para varones, así como la ausencia de hombres disponibles en muchos pueblos, ha llevado a que ellas se hayan erigido en protagonistas indiscutibles de la continuidad o el resurgimiento de muchas de las botargas de la provincia.
La botarga es un pintoresco personaje que va ataviado, generalmente, con un traje de retales de colores vivos, con un cinturón del que cuelgan cencerros, y una máscara que tapa su rostro. Suele llevar una cachiporra con la que persigue y hace reír o asusta a la chiquillería. Una figura compleja y ancestral que, hoy en día, en esta provincia, participa en rituales vinculados a las festividades cristianas y al ciclo invernal, siendo el Carnaval la fiesta reina.
Hoy, gracias al empeño de gente anónima y al apoyo de las administraciones, las botargas se encuentran a punto de ser declaradas Bien de Interés Cultural, en la categoría inmaterial, por parte de la Junta de Castilla-La Mancha. El siguiente reto en agenda es aspirar al reconocimiento internacional de la Unesco.
Relatan desde Tórtola de Henares “como un hecho insólito” que en la década de los años 40, la localidad contó ya con una mujer botarga. Se llamaba Juliana Sigüenza y trabajaba como “criada” en la casa de la familia Mojón Ruiz, donde apareció el traje del botarga de Tórtola. Fue Manola Cuadrado, una vecina del pueblo, quien transmitió toda esta información a Javier Domínguez, presidente de la Asociación Cultural Torela, y quien ahora la narra a Europa Press.
La realidad es que la mujer siempre ha intervenido en esta fiesta, aunque es cierto, según Isabel Nolasco, presidenta de la Asociación Tradición Oral y coordinadora de la Ruta de las Botargas de la Diputación de Guadalajara, que su papel era más discreto. Generalmente, ellas eran las que elaboraban esos trajes que luego los botargas hombres sacaban a la calle.
Pero, de un tiempo a esta parte, el rol de la mujer ha cambiado y la sociedad ha evolucionado, y con ella también la fiesta, argumenta Nolasco. “Ahora mismo las mujeres están muy integradas”, apunta. De hecho, observa “una muy buena simbiosis entre hombres y mujeres” que se traduce, desde hace años, en una creciente presencia femenina en estas manifestaciones. El protagonismo se reparte ya en torno a un 40% botargas féminas frente a un 60% de varones.
Como testigo de esa lucha por desafiar los roles tradicionales de género, Europa Press ha charlado con la primera mujer botarga en la historia de la fiesta del Santo Niño de Majaelrayo. Sonia Atienza, actual alcaldesa de este pueblo, se vistió con este pintoresco traje por vez primera en el 2009, y relata cómo fue su historia, que no estuvo exenta de complicaciones, puesto que algún vecino no estaba de acuerdo con que ella ejerciera ese papel.
No obstante, contó con un gran apoyo, el de su primo Iván —el otro botarga—, que siempre defendió que Atienza, una mujer, formará parte de una tradición que hasta entonces había pasado de padres a hijos varones.
RETIENDAS Y SU NIÑA BOTARGA
Del mismo modo, en Retiendas, esta festividad cuenta con una mujer entre sus filas. Se trata de Noelia García Robledillo. En 2019, su hija Candela se convirtió —con tan solo 9 años— en la primera niña en bailar en la procesión del Santo Niño. Noelia llevaba años queriendo ser botarga e hizo realidad su sueño.
No fue la primera mujer en vestirse de botarga sino la tercera. Le achacaban que no tenía fuerza física y para ello se estuvo preparando durante un año. “Fueron las ganas que tenía de ser botarga” las que le dieron la fuerza para aguantar el gran esfuerzo físico que supuso para ella.
Confiesa que siempre se sintió arropada por la gente y, remarca, que, por ser mujer, tuvo que estar pendiente de muchas más cosas como su traje o los dulces. Un hándicap que, dice, un hombre no tiene porque ese día se dedica a disfrutar, saltar y bailar.
En Luzón salen Los Diablos en Carnaval, unos personajes que van tiznando a la gente. Forman parte de la ruta de las botargas aunque no se consideran tal, al menos eso señala Aurora Alonso. Ella es uno de esos diablos. Este 2022 fue mamá y no pudo participar, pero ya tiene preparado su traje para 2023. Reconoce que hace años este papel lo ostentaban los quintos y que “la mujer solía ser un sujeto pasivo”, algo que hoy quedó atrás.
No hay certezas de la primera botarga que salió a la calle en la provincia, pero sí es una realidad que, desde hace año y medio, Guadalajara cuenta con una ruta de las botargas, un proyecto conjunto de la asociación La Tradición Oral y la Diputación. Por el momento, incluye a 39 localidades y 41 manifestaciones, ya que Robledillo de Mohernando tiene tres botargas. Y cada vez son más los pueblos que, animados por las ayudas de la institución provincial, están indagando en sus orígenes y apostando por recuperar una manifestación cultural que ve también como un acicate para frenar la despoblación y generar turismo.
VILLASECA Y MUDUEX, A POR SU BOTARGA
A principios de año, Cabanillas del Campo recuperaba su botarga, y ahora se encuentran iniciando este camino Villaseca de Uceda y Muduex.
Lucía García Mateo, de la Asociación Cultural ‘Amigos de Villaseca’, explica que la asociación, tras indagar en algunos documentos, ha descubierto que el pueblo contaba con dos botargas: la de solteros y la de casados. La primera salía el 30 de diciembre a recoger donativos por las casas, y el 31 se reunían todos ellos para merendar. El primer sábado después del Día de Reyes, era el turno de los casados.
Desde la asociación quieren rescatar la botarga de los casados, aunque intentarán modificar la fecha para no coincidir con la de Valdenuño-Fernández. “La queremos recuperar para el segundo sábado después de la Epifanía, que en el año 2023 será el 14 de enero”, explica García Mateo, quien asegura que están “corriendo” para conseguir llegar a esa fecha.
Aunque el próximo botarga en el pueblo será un varón, desde la asociación no se cierran a que sea una mujer quien se vista de este personaje. La única condición que rige es que quien ostente este privilegio esté preparado físicamente para ello.
Mantener vivo el pueblo y sus tradiciones es lo que mueve a Muduex, donde también se han acogido a las ayudas de Diputación para rescatar su botarga. Al igual que en Villaseca, desde este pueblo trabajan a contracorriente para hacer realidad este sueño en 2023.
Según su alcaldesa, Soledad Canalejas, se sabe que el pueblo contaba con una botarga y unos danzantes. En su caso, parece ser que el pintoresco personaje salía el 26 de julio, día de Santa Ana, una fecha curiosa ya que, según los estudiosos en esta materia, las botargas están vinculadas, generalmente, con el solsticio de invierno. Ahora, con esta fecha documentada, el Ayuntamiento trabaja con ahínco para volver a resurgir en 2023.
Sin duda, el interés por recuperar la ancestral figura en municipios en los que, por motivos diversos, desapareció, también contribuirá a que sus pueblos se mantengan con vida. Para el diputado de Turismo, Rubén García, lo que es indiscutible es que “la fiesta ha ganado bastante al abrirla al mundo de la mujer. Si no se hiciera, se perdería”.
En todo caso, según el etnólogo José Antonio Alonso, el camino de la investigación sobre el complejo personaje de la botarga “sigue abierto y queda mucho por aprender”.
Para el cronista provincial de Guadalajara, Antonio Herrera Casado, el simbolismo de esta compleja figura no tiene sexo, y afirma que la Real Academia no ha puesto nunca tampoco ningún impedimento en que se diga el botarga o la botarga.