POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Vamos a ver si me aclaro porque tengo un fenomenal lío histórico-mental.
Ayer domingo escuché por la radio un comentario curiosísimo que, así lo decía su protagonista, había surgido de sus investigaciones relativas a la historia de la tortilla de patata. Basaba su argumentación en un trabajo realizado por Javier López Linaje, investigador del CIS, quien había descubierto unos manuscritos en Villanueva de la Serena (Badajoz), con data de 1798, en los que supuestamente se cita a la tortilla de patata como invención de los terratenientes Joseph Tena Godoy y Malfeyto y al marqués de Robledo de Chavela.
¡Menudo descubrimiento!, me dije. Basta entrar en Google y buscar en «Tortilla de patata»… y encuentran toda la historieta que les acabo de contar.
¿Es ese invento del señor Tena y del señor Marqués el precursor de nuestra tortilla de patata?
Veamos.
Allí donde escasea la harina de trigo y abundan otras harinas, como maíz, bellota, etc., suelen amasarse mezclas de unas y otras para, asadas a la plancha o cocidas en horno, incluso en casos fritas en aceite, emplearlas como sucedáneos del pan de trigo.
En Asturias, por ejemplo, el amasado de harina de maíz, hecho torta, se cocía en la chapa de la cocina (torta propiamente dicha) o se freía en aceite (tortos).
En la zona de La Mancha se hacían tortas de harina de trigo y de otros cereales, que cocían al rescoldo o sobre planchas, para acompañar a los gazpachos o galianos (que nada tienen que ver con los gazpachos extremeños y andaluces).
Cabe suponer, pues, que un amasado de harina de cereal, puré espeso de patata y algo de huevo, moldeado como torta y asado al rescoldo o frito en aceite, fuese una «torta de galianos» o un sucedáneo pobre de un buen pantrigo.
¿Que de esta preparación surge la tortilla de patata? .- Pues no me atrevo a aventurar una respuesta?
Lo que sí pregono con entusiasmo son «las bolitas» de patata, que con tanta maestría preparaba Carmen «la de Álvaro», en la colunguesa Cabaña del Mar y en el Hostal Costa Verde.
Ya cocidas las patatas con su piel, se pelan y aplastan con un tenedor para formar un puré espesito. Se incorporan, entremezclando bien, pequeñísimos trocitos de jamón ibérico y huevo batido de forma que resulte una masa ligeramente espesa y fácilmente moldeable.
Con ella se forman bolitas que, rebozadas en huevo y pan rallado, fríen en abundante aceite muy caliente.
Hay quienes las rebozan, antes de la fritura, en harina y huevo batido.
Dejo la elección a su buen criterio y mejor hacer.