POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Antiguamente, antes de que la SEAT facilitara el retorno de las gentes a sus casas, los «dis de mercau» eran fechas señaladas no sólo para realizar compraventas de productos caseros sino también para realizar consultas a profesionales (abogados, médicos, etc.), visitar familiares, «ojear» posibles compras de reses a ganaderos…y para entablar ininterrumpidas conversaciones con «los amigos de siempre». Conversaciones siempre acompañadas de «unos cuantos» vasinos de vino (más bien botellas) o unos culinos de sidra (más bien botellas).
Y si «cuadraba», también se comía en tal o cual llagar, sidrería o restaurante porque los precios eran «muy comprensivos» con las posibilidades económicas de los clientes.
Nos cuenta Luis Antonio de Vega, personaje que además de erudito arabista era experto redactor culinario, que un día de jueves en Colunga, en la fonda de Ramonín, y en compañia de un vizcaino que se había desplazado a este concejo para comprar manzana, «nos dieron la fabada más escandalosa que habíamos visto nunca. Con todos los estongos imaginables, en una cazuela honda, para que nos sirviéramos a discreción. El recipiente quedó vacío y nuestros platos, también.
.- Se presentó la criada y nos dijo: «Me dice el ama que si se atreven con un bonito muy fresco en salsa de tomate.
.-¿Qué si nos atrevemos? Me inclino a creer que el atún asturiano es distinto y el mejor de todos los atunes españoles.
Al día siguiente nos sirvieron unas primorosas patatas con chorizo, luego anchoas y por últimos unos filetes de vaca con pimientos fritos. Mi amigo pidió la cuenta y comentó:
.- ¡Locos se han vuelto estos asturianos! ¡Locos! Y lo garantizo. Como propaganda o así deben hacer!».
Este establecimiento que Luis Antonio de Vega denomina «fonda de Ramonín» corresponde al llamado HOTEL MODERNO, regentado por don Ramón de Loy y su esposa, y situado en la «parte de atrás» de la plaza de abastos.
Bueno, bueno… Pues esto que les cuento de los «jueves de mercau» es historia que se repite para entierros, funerales y aniversarios de muertes. Los hombres, que no «les muyeres» solían hacer «algunes paradines» en el chigre para cambiar impresiones sin trascendencia o para ultimar algunos negocios que se traían entre manos. Era momento oportuno de encuentro, de charla y de «bebida compartida».
Para que recuerden precios de funerales (de los de tres curas; es decir, de «los de primera»), con gastos de vela, comidas, etc. les adjunto la factura que supuso en funeral en Libardón en los comienzos del siglo pasado:
. Honorarios del párroco: 15 pesetas.
.-Honorarios de celebrantes: 12 pesetas.
.- Vestuario: 13 pesetas.
.- Asistentes: 9 pesetas.
.- Fábrica: 3 pesetas.
.- Ramón el Cantor: 4 pesetas.
.- COMIDA: 15 pesetas.
.- Vela y Responso: 12,50 pesetas.
Debemos aclarar que los Funerales «de Primera» suponían la celebración de TRES MISAS, además del canto-rezo del Invitatorio y Salmos y Responso final. Normalmente asistían al párroco dos o tres sacerdotes del concejo, que solían desplazarse a pie y a los que, lógicamente, se les invitaba a comer.