POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Menudo lío histórico-literario organicé a cuenta de mi comentario de ayer donde cité el «punto 10» de los AUTOS DE BUEN GOBIERNO para el concejo de Boal (siglo XIX) en el que se ordena «QUE NINGUNA PERSONA PERMITA MOZAS BODEGUERAS…»!
¡Qué expresión más curiosa esta de «MOZAS BODEGUERAS!
Yo, siempre mal pensado, di mi interpretación al respecto y creo que «disimuladamente acertada». No me equivoqué; pero mi sorpresa fue aún mucho mayor cuando…
Lean lo que les cuento.
PEDRO LUIS MENÉNDEZ, escritor , novelista, poeta, comentarista de radio y profesor de Lengua y Literatura en el Colegio de la Inmaculada (PP. Jesuitas, de Gijón), al conocer mi interés por lo de «moza bodeguera», me llamó por teléfono, emocionadamente feliz, para darme esta noticia : ¡José Antonio, ya sé lo que son las MOZAS BODEGUERAS; toma nota de estos datos que saqué en una cita de GOOGLE relativa al trabajo del profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, Dr. Francisco Ramón Durán Valle, titulado MARGINADOS Y EXCLUIDOS : UN ENFOQUE INTERDISCIPLINAR, págs. 319-320. Refiere unas Synodales de un Arzobispo de Compostela y unas actuaciones benéfico sociales de un Obispo de Mondoñedo relativas a la «atención de aquellas MUJERES BODEGUERAS que andan por los pueblos libremente causando escándalo notorio por su incontinencia». ¡¡¡Clarísimo!!!
Parece ser -estuve toda la tarde de ayer buscando datos en mi biblioteca- que ya unas Sinodales compostelanas de 1576 trataban este asunto, nada extraño por otra parte. Aquí en Asturias nuestro obispo don Cristóbal de Rojas Sandoval, en 1553, publicó otras Sinodales donde se sancionaban situaciones de amancebamiento, prostitución y alcahuetería: «Item si sabeys de alguna o algunas personas… que tienen en sus casas personas deshonestas o sospechosas… o de algunas alcahuetas o alcahuetes que usen de tan malo y dañoso oficio, sin temor de Dios y en daño de la República…».
En los mediados del siglo XVIII un arzobispo compostelano (el que refiere el Sr. Durán Valle), Monseñor BARTOLOMÉ RAJOY LOSADA (1690-1772) debió influir sobre su pariente el obispo de Mondoñedo Monseñor Francisco Losada y Quiroga quien, además de construir un Hospital para atención de enfermos y peregrinos, reformar la catedral, etc., fomentó la construcción, hacia 1776, de una residencia para atención y «reeducación» de tales «mozas bodegueras.
¡Oiga! ¿Y esto qué tiene que ver con Colunga?
Pues verán qué cosas nos depara la historia.
Monsdeñor Francisco Losada, el obispo, era familar muy cercano de DOÑA MARÍA FRANCISCA DE ISLA Y LOSADA, célebre escritora gallega, hermana por parte de padre del jesuita, autor del famosísmo «FRAY GERUNDIO DE CAMPAZAS, ALIAS ZOTES», P. JOSE FRANSCISCO DE ISLA DE LA TORRE Y ROJO (1703-1781).
El padre de este jesuita nacido en Vidanes (León) era colungués, de LOROÑE, donde desempeñó el cargo de Alférez Mayor. Casó con la leonesa (de Valderas,) doña AMPARO ROJO, y ya viudo y trabajando en Compostela casó en segundas nupcias con doña MARIA ROSA LOSADA, con la que tuvo varios hijos.
La relación familiar entre el P. Isla y su hermana doña Mª Rosa quedó patente en la correspondencia mantenida entre ambos, cartas publicadas y reeditadas en múltiples ocasiones.
¡Por fin! La proximidad entre Mondoñedo y el occidente asturiano justifica el «trasvase» de la expresión «MOZAS o MUJERES BODEGUERAS». Y no deja de ser sorprendente que un «oriundo colungués» hasa sido testigo de la ayuda prestada a tales personas «descarriadas».
¡¡En Colunga somos así, manín!!