POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Estuve en San Sebastián con Baroja y con Clara Campoamor; él nació allí, en la calle Okendo, y ella reposa en el cementerio de Polloe; con ambos fui de pinchos al animadísimo barrio viejo.
Gambas a la gabardina en el Paco Bueno, calle Mayor; chistorra en hojaldre en el Gándara, calle San Jerónimo; seta rellena en el Zumeltzegi, calle Fermín Calbetón; ostras en el Baztan, y arroz meloso en el Portaletas, en la calle Puerto, y terminamos fuera de allí, en La Espiga, calle San Marcial, con morro en salsa.
Dos euros el vaso de chacolí y dos el pincho. Cerca, en la plaza de su nombre, nos despedimos de Clara, y más allá, al pie del Igueldo, en el Paseo de su nombre, dejé a Pío. Antes le pregunté: “¿Te has percatado de que todos los letreros para identificar los pinchos en los mostradores de los bares figuran en castellano, ninguno en vascuence ni en inglés? –Sí -repuso Pío. -¿Y? -Dejemos las conclusiones para los imbéciles”.
Fuente: https://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/de-pinchos-e-idiomas.html