POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE

La distancia entre la Puerta del Sol y Cibeles es de 1,1 kilómetros. Es el trayecto recorrido por el espíritu del 15-M, después de cuatro años de pulular, e ir desde la acampada al gobierno de la ciudad de Madrid. A Manuela Carmena, flamante alcaldesa de la villa y corte, los de Podemos empiezan a llamarle ‘doña Manolita’, con la esperanza de que traiga suerte a la ciudad, y de momento, a muchos se las ha traído, colocándoles en el gobierno municipal, cuando hasta ahora sólo eran conocidos por asaltar en cueros capillas universitarias, ser okupantes pertinaces o publicar tuits de humor macabro, hirientes para las víctimas del terrorismo y para el pueblo judío, como ha sido el caso de Guillermo Zapata, a quien se le había encomendado la política de cultura y deportes del Ayuntamiento, y que ha sido como un zapatazo a la imagen del nuevo gobierno, una piedra en el zapato de la nueva alcaldesa, que se ha tenido que sacar con presteza, antes de que la molestia se convirtiera en herida.

El movimiento 15-M, con su filosofía, ideología, si es que la tiene, sus ideólogos, activistas y allegados, llevarán las riendas de Madrid durante los próximos cuatro años; eso sí, y con el permiso de Antonio Miguel Carmona. De momento, no tiene porqué ser algo que infunda temor o inquietud, pero cuando menos plantea serias dudas sobre la ortodoxia gestora de una ciudad con tres millones de habitantes. En todas las salas de arte y ensayo de Madrid acaba de estrenarse: «Porque podemos», dirigida por Manuela Carmona, con guión de Pablo Iglesias, y como artista invitado-indeseado, Guillermo Zapata. Madrid vuelve a estar de moda por la nueva alcaldesa y su extraña familia de gobierno, y por un twitero que desde la mofa a las víctimas del terrorismo y al pueblo judío, podía haber atentado, o gaseado con la palabra, la cultura en nuestra ciudad.

Fuente: http://madridiario.es/