POR JOSÉ S. CARRASCO MOLINA, CRONISTA OFICIAL DE ABARÁN (MURCIA).
Hay en mi pueblo un grupo de soperos y soperas que, por estar “desocupaos” sin tener nada que hacer, no paran de darle vueltas a la cabeza y solo se les ocurren ideas raras y sin sentido porque dicen que hay que conservar las tradiciones y costumbres de los pueblos porque constituyen sus señas de identidad y que, si eso va desapareciendo, los pueblos se van quedando sin alma y se hacen iguales unos a otros, se convierten en pueblos-dormitorio. Y es que aún no se han enterado de que estamos ya en el siglo XXI y hoy lo que se lleva es internet, Facebook, Instagram, Twitter… y que eso es lo importante para la sociedad de hoy.
Se empeñan estos soperos/as en que hay que recuperar la brillantez de la Noche del Niño, o la procesión de Penitentes o la puesta de carteles y otras cosas que dicen que forman la esencia de Abarán, como si todo eso nos diera de comer o mejorara la economía del pueblo en estos tiempos de crisis y dificultades.
Y, por si faltaba algo, últimamente están por la labor de recuperar y darle impulso a una tradición que ellos dicen que es muy antigua y que, además, es casi exclusiva de este pueblo dentro de la Región de Murcia. Se trata, nada más y nada menos, de poner muñecos en los balcones el día en que se parte la Cuaresma, algo que dicen que es un símbolo de que ya se ha podido superar la mitad de ese tiempo cuaresmal que es para los cristianos de penitencia y sacrificio. Y están por la labor de que se implique mucha gente en esto de poner muñecos, que participen las asociaciones y hasta los colegios, pues dicen que los niños deben conocer y profundizar en la historia y costumbres de su pueblo para conseguir enraizarse más en él y para que sus costumbres vayan pasando de generación en generación, pues es la única manera de que no desaparezcan. ¡Qué gente más antigua! Lo que tienen que hacer nuestros niños es saber manejar el ordenador y el móvil, dominar las aplicaciones y juegos en la pantalla, porque eso sí es provechoso para su futuro y, si acaso, dejarse de las costumbres de sus bisabuelos y conocer y trabajar en las aulas las costumbres de las sociedades desarrolladas como la americana, que está en la primera línea de la ciencia y la técnica. Hay que coger de ellos, de los americanos, esa tradición de vestirse de esqueletos o de muertos o de tirar huevos por la calle, que eso sí que es bonito y no los muñecos de Cuaresma que son ya algo rancio y pasado de moda.
Para colmo, estos soperos y soperas pretenden llenar todo un fin de semana con esto de los muñecos, pues piensan que son una buena excusa para darle al pueblo un poco de vida o movimiento, para que haya más ambiente y la gente salga a la calle, algo que ya se está dejando de hacer pues nos hemos encerrado en nuestras casas y cada vez cuesta más salir a relacionarnos con los demás. ¡Vaya argumentos más tontos!
Dejaos ya de esa manía de recuperar lo que hacían nuestros antepasados, abandonad ya ese empeño en rescatar aquello que era propio de los que nos antecedieron pero que hoy ya no tiene razón de ser y mirad al futuro y mirad a las costumbres americanas, pues eso es lo que nos debe importar más para el porvenir de nuestros hijos.
El Niño en Navidad, los Penitentes en Semana Santa, los Santos Médicos, los gigantes, los carteles en la feria y, para colmo, ahora los muñecos… toda una retahíla que, según estos soperos/as, hay que mantener a toda costa en este pueblo para que siga conservando su identidad. Y están convencidos de que eso es lo que hay que hacer y no solo pretende hacerlo ellos sino que nos quieren convencer a todos de sus ideas y quieren que participemos en sus iniciativas y ocurrencias.
¡Cuánto sopero, Señor! ¡Cuánto desocupao!
FUENTE: https://abarandiaadia.com/art/9445/de-soperos-y-desocupaos