POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
El libreto de Giacomo Rossi, de “Rinaldo”, ópera de Händel recién estrenada en el Campoamor, está basado en “La Jerusalén liberada”, poema épico que Torquato Tasso concibió en su adolescencia, ayudado por su padre, el poeta Bernardo Tasso, influido por Ariosto y Aristóteles. De un Torquato maduro es “La Jerusalén conquistada”, refundición del poema anterior, en el que Rinaldo es un personaje inventado, por mucho que trate de fundamentarlo como histórico; es posterior “Jerusalén conquistada”, epopeya trágica en versión española de Lope de Vega, en la que es Alfonso VIII quien asedia Jerusalén; inspiró a todos “La Jerusalén celestial”, poema de 280 versos, de Giacomino da Verona (s. XIII). De momento, escucho el aria “Lascia ch’io pianga / mia crida sorte” (Deja que llore / mi cruel suerte), del contratenor Philippe Jaroussky. Y, como diría el Millán Astray de Amenábar, aquí lo dejo.
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