POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRNONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

¡Cuántas veces se ha contado la «falsa historia del huevo de Colón»!

Dícese que uno de los críticos con la hazaña del Descubrimiento (algo así como sucede con Luis Enrique, entrenador del Barça -de momento-) y envidioso del Almirante, minusvaloró su aventura.

Colón, tomando en su mano un huevo de gallina, invitó a su interlocutor a que lo colocara verticalmente apoyándolo en su extremo más puntiagudo.

No pudo.

Colón, dando un pequeño golpe, aplastó esa punta, y sin más, hizo real lo que parecía imposible.

-¡Qué cosa más más tonta! , dijo el crítico-

-¡Sí , respondió el Almirante, pero fui yo quien supo cómo hacerlo y quien lo consiguió!

Esta historieta, como tantas y tantas que se narran, es «falsa de toda falsedad», en expresión modernista y cursi.

La verdad es otra.

Colón, sabía Física.

Y era conocedor de que el EQUILIBRIO ESTABLE, en cuerpos apoyados, se consigue cuando el centro de gravedad del cuerpo apoyado está lo más bajo posible y, en consecuencia, más cercano a la base de sustentación. ¿Qué hizo Colón?

Tomando en su mano el huevo, y colocado este con la punta hacia abajo, mediante un movimiento brusco logró que se desprendiera la yema de su posición central y se situara en la punta.

El centro de gravedad, ahora, se «responsabilizaba» de la estabilidad del apoyo.

¡Vaya!

Colón aplicó «la ley del tentetieso»; ese muñequito que, póngaslo como lo pongas, siempre queda con la cabeza para arriba.

Y ahora, otra historieta.

Creo que ya la conté alguna vez.

Erase un rapacín, mal comedor, al que su madre animaba a comer «unes fabines estpofaes».

– ¡Come les fabes, nenín! ; decía la madre.

-¡No les quiero y no les quiero!, decía el niño.

– Bueno, anda. ¿tuéstote un huevín?, insistía la madre.

– ¡Tu tuéstalu, pero si explota non lu quiero!, sentenció el rapacín.

¿Y qué es un «huevu tostau»?, se preguntarán ustedes.

Para los colungueses, y también para muchos asturianos, TOSTAR es sinónimo de FREIR.

Un «huevu tostau» es un «huevu fritu».

Aunque para ser correctos, un «huevu tostau» es un «HUEVU ESTRELLAU», que es cosa distinta de un huevo frito; aunque los dos cuajen la clara, que no la yema, en aceite caliente.

Yo, como ven en la foto, ya tengo un huevo (de gallina de aldea) dispuesto para su «tueste».

El choricín y les patatines frites ya están en el plato.

¡Qué trío, Dios mío, qué trío!