DEL INVIERNO MÁS ÁRIDO A UNA IMPREDECIBLE PRIMAVERA
Mar 23 2019

POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)

El pasado día 20 finalizó el invierno 2018-2019 que, con los datos en la mano, en nuestra comarca ha sido el más seco de los últimos 41 años (al menos) y “normal” en el apartado térmico.

Respecto al primer elemento meteorológico, en esos 90 días sólo hemos registrado 45 litros por metro cuadrado en Navalmoral, cantidad exigua para las necesidades hídricas de esa estación, pues sólo representa el 20 % de la media global de las cuatro últimas décadas. La buena otoñada –aunque algo tardía– del 18 ha posibilitado que aún haya ciertas reservas en los acuíferos, pero que tienden a esquilmarse.

Y en esas circunstancias estamos inmersos todo el invierno, con un potente anticiclón que se asentó sobre la península o sus proximidades justo con el inicio de la pasada estación, que impide la entrada de las borrascas atlánticas. Y, cuando éstas se aproximan, sólo lo hacen ligeramente (y, a veces, para hacer la puñeta: como sucedió el Martes de Carnaval y Miércoles de la Sardina…).

De tal modo que sólo nos queda un comodín en la manga, y es que la primavera que acaba de comenzar imite a la del año pasado: aunque ya se demora, porque entonces comenzaron las generosas precipitaciones el 26 de febrero, y de ese modo se mantuvieron hasta el 30 de abril (con algunos lapsus para ir a recargar sus gaseosas cisternas volátiles…). Además, no observamos borrascas notables sobre el Atlántico, que nos alegren la vida a corto plazo: tal vez cuatro gotas a finales de marzo y primera semana de abril.

Habrá que esperar a ver cómo prosigue el resto de Abril: si es el de las “aguas mil”, pero no de las que “caben en un barril” (como a veces sucede). De hecho, así lo ha hecho a veces (últimamente, en el 2007, 2008 y 2016, y en ese trienio se prolongaron hasta finales de mayo); sin embargo, en otras ocasiones terminó la primavera tan seca como apareció (las dos últimas bien recientes, en el 2015 y 2017). Porque, como es evidente, en Meteorología es poco aconsejable predecir a más largo plazo (por eso expongo en el encabezamiento lo de “impredecible”…), porque no es una ciencia matemática, sino física.

Resumiendo, y hoy viernes 22 que se celebra EL DÍA MUNDIAL DEL AGUA, no la derrochemos, porque nos puede hacer falta este verano.

En relación con las temperaturas, si exceptuamos algunos días de marzo, el invierno se comportó con valores similares a los habituales (en el Arañuelo no padecemos el mediático “calentamiento”, pues en los últimos 41 años la temperatura media sólo se ha incrementado 0’05º: a este ritmo, necesitaríamos 820 años para que asciendan un grado…).

En esa finalizada estación tuvimos 23 días de escarcha (cifra muy apropiada para muchos cultivos), 22 de niebla y 52 de rocío. Y, aunque en este fin se semana ascenderán a valores más propios de abril (por las tardes, pues las noches aún son frescas o frías), luego se suavizarán: aunque a largo plazo no me arriesgo a aventurar, porque llevamos años con veranos que se adelantan.

Lo dicho, intuyo una primavera poco húmeda. Regaré mis frutales pero, para las hortalizas y otros cultivos, el huerto lo he sembrado en el supermercado…

¡Ojalá me equivoque!

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