POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Era australiana y se llamaba Helen Porter Mitchel y su nombre artístico como cantante de ópera fue el de Nelly MELBA (1861-1931). Era -según dicen -una mujer muy guapa y de una gran voz; mujer admirable y admirada por los grandes personajes de la época de los que era «centro de elogios y de regalos».
Entre esos personajes se encontraba AUGUSTO ESCOFFIER, el célebre cocinero francés autor del magnífico tratado MA CUISINE, a la sazón responsable de los fogones del superfamoso HOTEL SAVOY, de Londres.
De esa admiración de Escoffier hacia la artista nació el postre PÊCHE MELBA (pêche, en francés, significa melocotón; no piensen «otras cosas»); una fresca preparación dulcera que, servida en copas grandes de cristal, tiene un fondo de helado de vainilla, sobre él trozos de melocotón en almíbar y el conjunto pañado con un dulce puré de frambuesa.
Y sucedió que…
En la década de 1950-1960 unos militares americanos, marinos, fueron a cenar al afamado restaurante barcelonés «7 Portes» y pidieron como postre un «pêche Melba», tan pesimamente pronunciado que el camarero entendió «PIJAMA». El cheff, que desconocía tal dulcería, intentó seguir las «dudosas» indicaciones de tales comensales y elaboró a su manera un «mezclijo» de helados varios, flan, frutas en almíbar… que resultó exquisito.
Resultado: Poco tiempo después el PIJAMA fue postre «especialidad» no sólo de Barcelona sino de la España entera. Yo, mi primer pijama, lo comí en León en el Hotel Novelty en 1967.
Anterior al «pêche Melba» y al «pijama», pues su historia data de los siglos XVII-XVIII, está la archiconocida MACEDONIA DE FRUTAS, nombre que proviene de la época del imperio de Alejandro Magno que, por ser extenso en territorio y culturas, era un «totum revolutum» de arte, cocina, literatura, costumbres…
Y eso es la MACEDONIA DE FRUTAS (macédoine des fruits, en francés): una mezcla de frutas frescas, de temporada, troceadas en pequeño («concassées», en francés), edulcoradas al gusto y aromatizadas con el licor (l»iqueur», en francés) que se desee.
Insinúo lo de «en francés» porque este postre tiene una gala y dicho en ese idioma queda como más elegante.
Bueno, bueno, buneo…
Pues, verán ustedes. En EL CALEYU (salida de Oviedo hacia Mieres), zona que si no me equivoco ya pertenece al concejo de Ribera de Arriba, existe un restaurante con el nombre de EL ALTO-CASA CARMEN, en su día propiedad del matrimonio MANUEL-CARMEN y actualmente regentado por sus hijos, en el que la tradición culinaria asturiana alcanza alturas de gran mérito.
CARMEN, emigrante en su juventud a tierras centroeuropeas, conocía perfectamente la historia y la fórmula del «pêche Melba» y su vertiente hispanocatalana del «pijama». Y -genialidades que despertaban su fantasía- pensó: «Esto lo hago yo asturiano en un abrir y cerras de «güeyos» .
Del pensamiento al dicho y del dicho al hecho. Y así -¡aplausos sin fin!- nació el POSTRE LLOCU.
¡En qué consiste? Les diría, en definición elegante, que es un «pêche Melba envuelto en crêpe»; es decir en una FAYUELA.
Háganlo así:
Frían en aceite una fayuela (frisuelu) fina y de buen tamaño. Colóquenla en un plato de servicio y en su centro distribuyan un flan, una o dos bolas de helado de vainilla, medios melocotones en almíbar y bañen el conjunto con una salsina dulce de fresas de Candamo (o de Ribera, o de Grado). Cierren la fayuela doblándola sobre el «relleno» y, si gustan, adornen con un cordón lateral de nata montada.
Ya está: El POSTRE LLOCU o PÊCHE CARMEN LA DEL ALTO»