POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
El campo está verde y hermoso.
Con tantas horas de sol anda entregándose y madurándose. Hay maizales tempranos que esperan su cosecha. Los tomates enrojecen las huertas. Maquinas cosechadoras, tolvas y tractores arrancan, depositan y transportan el oro rojo a las fábricas.
Todo es madurar, cosechar y transformar. Del verde al amarillo y luego el fruto rojo. Las Vegas Bajas del Guadiana, en verano, son playas del oro rojo que se desangra. También la fruta seleccionada duerme en las cámaras. Las aguas embalsadas, encauzadas, canalizadas y conducidas, por la mano, trabajo y esfuerzo del hombre, corren por elevaciones, derivaciones, compuertas, sifones y acequias que el hormigón, hace años, fue dando forma para que el agua reparta vida.
Avanzamos hacia el meridiano de agosto donde las mañanas han principiado a menguar en sus amanecidas y las atardecidas se vienen más pronto. Pero aún nos queda verano.