PEPE MONTESERIN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS).
“Si alguna vez tuviera que jubilarme, Oviedo sería el sitio”, dijo Woody. Gustándome mucho su cine y sus libros, en su día me pareció de paletos dedicarle una estatua por comparar a nuestra ciudad con un escenario de la Alicia de Carroll; pero me opondría a arrancarlo de la calle Milicias aunque Woody fuera pederasta.
Cuento esto cada año, parezco el cura con la epístola de la mujer adúltera que iban a lapidar cuando dijo Jesús que quien estuviera libre de pecado lanzase la primera piedra.
Tampoco soy partidario de retirarle a Einstein, a Eisaku Sato y a Juan Ramón Jiménez, los Nobel de Física, Paz y Literatura por maltratar a sus esposas, Mileva, Hiroko y Zenobia.
Estos reconocimientos se otorgan por su especialidad no por su santidad. Hay taras que pueden sublimarse en una gracia, en una perla, y redimir al animal. Cuando Woody Allen se jubile, acá le ofrezco mi casa; claro que no tengo hijas ni nietas.
Fuente: http://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/depravado.html