POR SALVADOR CALVO MUÑOZ, CRONISTA OFICIAL DE ACEHUCHE (CÁCERES)

Se me fue la pinza. ¿A qué pinza se refieren estos modernos? El caso es que se me fue. Era Paco, no Antonio. ¿Por qué se me cruzaron los cables? ¡Qué cruce de cables ni qué ocho cuartos! ¿Es que hay cables ahí dentro del magín de la calavera? Caput, capitis. Neuritas y dendritas. Era Paco ‘Aspirina’, no Antonio. Yo tomé unas cañas con ‘Aspirina’ en “El Cebadero”, que luego se llamó ‘El Sanatorio’; pues a mí me gustaba más lo de ‘Cebadero’. Magníficas raciones de prueba, calamares…etc.

Y allí, donde Moret se junta con La Concepción; donde hoy hay un comercio con género variado, pinto y multicolor, hubo una taberna en la que comí las mejores gambas al ajillo de mi ya provecta vida. Pero ¡córcholis!, no recuerdo el nombre ¿será posible?

Claro que, durante cierto tiempo, mi amigo Quini Guillén y servidor frecuentábamos una tabernucha que se llamaba ‘La Cueva’, ahí, Rio Verde abajo, camino de Santo Domingo. El patrón o tabernero, olvidado su nombre, nos ponía un vinito con un trozo de melocotón pinchado en un palillo.

Más abajo había un estanco en el que comprábamos ‘Rex’, ‘Record’ o ‘Mencey’. Dale que te pego a la fumadera; de ahí estas toses hodiernas, pertinaces y molestas.

El pasado discurre por la mente como una película en mal estado. A veces, imágenes, gentes de rostro apenas dibujado, huecos de la memoria, agujeros negros. De pronto me veo en Galarza y entro en no sé qué edificio; me siento a comer junto a mi tío Felipe Muñoz, que luce en su solapa una estrellita
de seis puntas sobre rectángulo azul. Alféreces Provisionales. Estuvo con un tábor de regulares en la balasera del Ebro y, aunque a los de su rango les decían ‘cadáver efectivo’, él luego, gorra de plato y relucientes botas de caña, desfiló en Alicante.

Qué bien se comía en aquel restaurante, que estaba donde hoy hay un estacionamiento de automóviles. Lo malo es que luego había que volver a la encerrona de Margallo 12 y 14. Derroteros del pasado.

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Salva 9 octubre

Fuente: Diario HOY. Cáceres, 9 de octubre de 2017