POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS).
Manifiesto mi desacuerdo con la Ley de Murphy, eso de que si algo puede salir mal saldrá mal, que la tostada suele caer al suelo del lado de la mermelada y que mis mejores artículos desarticula el olvido. La lengua busca la llaga; los golpes que van a la herida los percibimos con más intensidad, pero ¿qué pasa con las tostadas que comemos impolutas?, ¿y las caricias rosas de la aurora? Nuestra vida es tan ingente y la salud tan regalada que la despreciamos, hasta que una tripa se tuerce; jamás contabilizamos los errores, las meteduras de pata que no trascendieron, salarios que cobramos sin merecer, vilezas que nos perdonaron y artículos desafortunados que, por suerte, carecieron del eco que con afán perseguimos.
Si todo lo que hacemos mal resultara mal nuestra existencia sería insoportable. Yo no creo en Murphy, en el Ángel de la Guarda sí.