POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Stephen Frears es un buen director (“Las amistades peligrosas, The Queen…), Meryl Streep apenas falla, Hugh Grant tampoco tiene altibajos, su perfil siempre es bajo, aunque no me desagradó con Pablo Motos en El Hormiguero, promocionando “Florence Foster Jenkins”. La película trata de una profesora de piano que, tras heredar una fortuna, dejó de dar clases y pasó a ser una desastrosa cantante lírica; gracias a sus mecenazgos se aupó en selectos clubes melómanos y en los últimos años de su vida alcanzó a graznar en el Carnegie Hall. El interés de la historia, como todas, sean reales o inventadas, depende de cómo se cuente. No me canso de decir que el arte tiene interés por la forma no por el asunto, que en arte es tan buen modelo un bufón como un rey. Pues bien, en este caso el bufón no funcionó. Me harté de tanto desafine. Recomiendo la versión muda.
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