CITA A FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA (ALICANTE).
Las máquinas han excavado la parcela y retomado las obras de construcción de un edificio de ocho viviendas.
Desaparecen los restos arqueológicos que se encontraron en el solar donde se derribó una vivienda entre las calles Orihuela y Patricio Pérez. La parcela, muy próxima a donde se estima que pudo erigirse la Torre Vieja (la torre vigía que dio nombre a la ciudad), luce ahora con toda su superficie roturada, con multitud de piedras levantadas y sin resto alguno de ese muro de sillería que se destapó el pasado julio.
El hallazgo despertó mucha ilusión entre los historiadores. Estaban ubicados en la parte de la parcela más próxima a la calle Patricio Pérez. De aquel tiempo a esta parte, lo que sí se ha colocado es un cartel de obra. En el mismo, una promotora torrevejense publicita la construcción de un edificio, de aspecto moderno, con acabados de fachada que alternan el blanco y el negro, cuatro plantas y que, según describe el mismo reclamo, constará de ocho viviendas de lujo con tres dormitorios, dos baños, dos plantas de sótano, trasteros y bajo comercial.
El Ayuntamiento, a preguntas de los medios de comunicación, aseguró que había recomendado a los nuevos propietarios de la parcela que realizarán un estudio arqueológico. El equipo de gobierno, a preguntas de LA VERDAD, reiteran esta vez que el estudio se realizó y que incluso la Conselleria emitió informe al respecto. «Tiene autorización de la Dirección Territorial de Cultura, ya que no se han encontrado bienes de naturaleza arqueológica que, de acuerdo a su relevancia, requieran conservación», señalan las mismas fuentes municipales. No aclaran, sin embargo, si el estudio ha determinado con qué tipo de construcción exactamente se correspondían dichos restos.
El derribo de la vivienda tradicional que antes ocupaba este solar, situado de cara a la plaza Miguel Hernández, tuvo lugar a finales del pasado abril. La desaparecida construcción estaba enclavada muy cerca del recinto de las Eras de la Sal y del lugar donde los expertos sospechan que pudo ubicarse la famosa Torre Vieja, de ahí que la expectación por el destino de los restos arqueológicos haya sido máxima. Las primeras hipótesis, sin embargo, apuntaban a que los restos podrían corresponderse, no con la propia Torre Vieja, pero sí con alguna edificación anexa, pues la antigua torre vigía todo apunta a que estuvo erigida sobre la parcela anexa y que alberga actualmente un edificio residencial de cinco plantas levantado, según figura en el Catastro, en 1995.
Del hallazgo se hizo eco el cronista oficial de la ciudad, Francisco Sala, y historiador del arte Sergio Boj a través de sus páginas de Facebook. «En las primeras prospecciones ha aparecido un muro formado por grandes sillares de piedra que bien pudieran pertenecer a los restos de la Torre Vieja que dio principio y nombre a nuestra ciudad o a edificios adyacentes», informaba en julio Sala.
Vistas a la Fábrica de Hielo
El inmueble que había y que fue demolido el pasado abril llevaba años en venta. Su desaparición deja ver desde entonces un pasillo por el comunican la plaza donde está el Teatro Municipal con la calle Orihuela y la inconfundible Fábrica de Hielo, edificio modernista recién comprado por el Ayuntamiento.
La casa derribada primero lució un cartel de ‘Se vende’ puesto en la misma puerta por un particular. Así estuvo al menos entre 2014 y 2016. Después y al menos hasta junio del año pasado, lució un cartel de una inmobiliaria local que anunciaba que la vivienda ya había sido vendida. También durante todo ese tiempo de abandono, una de las ventanas tuvo que ser tapiada con ladrillo. Quien sabe si por alguna visita indeseada.
El Catastro recoge que la parcela, calificada como urbana y de uso residencial, consta de 299 metros cuadrados, de los cuales 145 los conformaban la propia vivienda, 15 un almacén y el resto un patio interior. También señala como año de construcción 1958, aunque pudo estar habitada y edificada desde mucho tiempo antes
El cronista, Francisco Sala, señala que en aquella vivienda habitaron algunos de sus antepasados como Rafael Sala, diputado provincial y alcalde de Torrevieja en el siglo XIX, y su hijo del mismo nombre, que también fue regidor salinero entre finales del XIX y principios del siglo pasado. «Allí también vivieron antepasados más remotos, como José Sala Guillamó y Juan Sala Mirete, soldados de la costa y torreros de dicha torre a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX».
Aparición del aljibe
Sala recuerda, además, que el aljibe de la Torre Vieja «apareció no hace demasiados años al excavar la plaza para hacer el aparcamiento subterráneo, en la esquina junto al bar El Caballete». Asimismo, el cronista añade que uno de los solares contiguos «en su día formaba parte de la misma casa ahora demolida, por lo que la vivienda fue el doble de grande».