Es evidente que al obispo de Oviedo no le habían salido todas las cosas como esperaba, ni siquiera había acudido al acto alguien de la Familia Real, la cual se encontraba en sus vacaciones de verano en San Sebastián, siendo representada en Covadonga por el conde de Toreno.
Fray Ramón dejó escrito en su diario que había agotado 17 años de su vida en la construcción del nuevo templo, y lamentaba que el gobernador de Oviedo (José Sanmartín Herrero) hubiese faltado a su palabra autorizando los puestos de bebidas y las “profanaciones” consiguientes frente a la Santa Cueva. «No autorizaré más con mi presencia semejante orgía, impropia de aquel lugar. Bendito el Señor que me puso este acíbar en la fiesta que yo había soñado como la más dulce de mi vida», escribió el obispo.
En uno de sus libros sobre la biografía de Fray Ramón, el monje dominico José Barrado Barquilla se pregunta qué querría decir el obispo con estas palabras de profanación, orgía o acíbar y por qué le sentaron tan mal los pequeños puestos de comida, bebidas o los bailes en aquella fiesta que también era una romería.
Se pregunta también cómo no comprendería que una fiesta religiosa como aquella era inseparable de aspectos profanos, algo que el obispo debería conocer bien al haber pasado antes 12 años en Filipinas.
Unos aplaudían la postura del obispo de no permitir “jolgorios” y actos impropios en el recinto del santuario, pero no «el alcalde de Cangas de Onís, el cual -apoyado por el gobernador de Oviedo- sostuvo bravamente lo que él llamaba derecho de los taberneros a ´profanar´ con sus puestos de bebidas el lugar santo», según dejó escrito el sobrino del obispo y también sacerdote, el lavianés Maximiliano Arboleya Martínez -director de el diario “El Carbayón” en 1901- recordando que estaba en el poder el Partido Liberal.
Debo añadir que José María Pendás Cortés era el alcalde de Cangas de Onís en aquel momento y que apenas 11 meses después (el 2 de agosto de 1902) volveremos a encontrar a este intrépido alcalde cangués en el Campo de la Jura (o de las Varas), en Soto de Cangas, agasajando al adolescente de 16 años D. Alfonso XIII -que había jurado como Rey dos meses y medio antes- el cual acudió en visita oficial al Real Sitio de Covadonga acompañado por el Presidente del Consejo de Ministros, Práxedes Mateo-Sagasta.
Fue en ese momento cuando el alcalde Pendás Cortés pronunció con animoso coraje las palabras: «Señor, ponéis los pies en el mismo sitio que los puso Pelayo, en donde éste juró como Rey, en donde tuvo principio la Monarquía española que tan gloriosamente sostiene y representa Vuestra Majestad».