POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Hoy, media docena de asturianos (un bajo, dos tenores, dos contraltos y una soprano) hacemos gorgoritos en Londres para incorporarnos a las siete a una polifónica internacional, en Covent Garden, donde cantaremos el “Requiem” de Fauré, acompañados por el órgano de la iglesia de Saint Paul y dirigidos por Robert Porter. Requiem, en latín, significa descanso, y la pieza de Fauré, de algo más de media hora, constituye una plegaria por el alma de los muertos; “Requiem” es la primera palabra del primer movimiento, el Introito: “Requiem aeternam dona eis, Domine” (Concédeles Señor el descanso eterno). Mucho ensayamos durante el verano, y aunque soy el único punto flaco previne cualquier desaguisado; si me expulsan a mitad de concierto, tengo previsto desnudarme y mostrar este texto en mi pecho: “¡Gibraltar español!”, y hacer así del réquiem aleluya.
Fuente: http://www.lne.es/