POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
El llamado Puente de los Suspiros, Puente de Lobón sobre el río Guadiana (foto 1), del que fue impulsor el lobonero Luis Chorot de Coca (foto 2), fue una obra tan necesaria como urgente para unir las poblaciones de las orillas del Guadiana, ya que desde Mérida a Badajoz no había ningún otro puente, impidiendo el progreso y el avance de la economía de los pueblos.
A finales de abril de 1928, el Bachiller Cantaclaro se dirigía a los lectores del Correo Extremeño, con el titular “Una carretera y un puente. De Roma a nuestros días, Guadiana abajo”. Como siempre, Chorot, era explícito en su razonada petición: “Fijaos bien, mis queridos paisanos; desde antes de Jesucristo hasta la fecha, no hay un solo puente construido en toda la llanura fertilísima que separa a Mérida de Badajoz”. Para dirigirse al paisanaje y autoridades de la comarca: “¿No os morís de vergüenza, si no dais voces, si no pedís socorro en las invernadas en que el Guadiana os incomunica amenazando ahogaros, ¿cómo queréis que se os adivine desde Madrid la necesidad de vuestro puente?”. Lo escribía desde Orgullópolis, Cantón de Tierra Holganza.
El recuerdo de tan alto prócer, Luis Chorot de Coca, por sus desvelos para la construcción del puente, sólo queda hoy en una placa colocada en el puente (foto 3), prácticamente casi ilegible: “Este puente, construido por el Estado siendo ministro de Obras Públicas el Excelentísimo Señor conde de Guadalhorce por iniciativa y gestiones del preclaro extremeño don Luis Chorot Coca a quienes los Ayuntamientos y pueblos beneficiados tributan esta imperecedera muestra de gratitud. 1948”.
Luis Chorot de Coca era hijo de Ángel Chorot Prieto y María de Coca Pizarro. Nació en Lobón el 18/IV/1876. Contrajo matrimonio en Puebla de la Calzada, el 3/II/1899, con Magdalena Castillo Pozo. Un año antes, Luis Chorot se había licenciado en Derecho en Madrid. Residió en Puebla de la Calzada, a la que llamó Puebla de la Gutibamba, hasta que sus hijos, al iniciar estudios universitarios, marcharon a Madrid. En la capital de España participó en las más importantes tertulias literarias, artísticas y políticas del momento. Publicó dos libros “Hilvanes y zurcidos” que fue prologado por López Prudencio, su amigo, con epílogo de Alfredo Ramírez Tomé, redactor jefe del ABC, y “Los penúltimos inquilinos del Congreso”, versos satíricos sobre los diputados de las constituyentes de la II República. Chorot firmaba sus escritos con dos seudónimos el “Abad Metomeentodo” y el “Bachiller Cantaclaro”.
Luís Chorot no perdió nunca sus aires provincianos, luchando denodadamente por los pueblos y la comarca que le vio nacer, consiguiendo que Rafael Benjumea Burin, conde de Guadalhorce y Ministro de Fomento en la Dictadura primoriverista (1926-1930), aprobase el proyecto para la construcción del esperado Puente de los Suspiros, uniendo las poblaciones de ambas orillas del río Guadiana, porque habían llegado tiempos en los que era preciso acortar las distancias, junto con una mayor utilización de vehículos a motor para el transporte y desplazamientos. El proyecto y dirección de obras corrió a cargo del Ingeniero de Caminos de la Jefatura de Puentes y Cimentaciones, César Villalba Granda. Su presupuesto de ejecución material fue de 1.281.987,48 pesetas y el de contrata a 1.474.285,60 pesetas. Los trabajos se ejecutaron, durante la II República, en 32 meses. El puente de 538 metros de longitud fue inaugurado en julio de 1935.