POR JOSÉ SALVADOR MURGUI. CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
El 19 de abril de 1842 el Diario Mercantil de Valencia, publicaba una poesía, que me llamó la atención, pues hace un relato de la vida que llevaba un enamorado, que siempre intentaba justificar los pasos que daba durante los días de la semana, para que esos pasos no fueran considerados como una infidelidad. La quiero compartir con todos los lectores para ilustrar el fin de semana, y al unir aquellos años con estos, casi doscientos más atrás, vemos que la picaresca de la época está descrita de una forma ejemplar. La poesía, dice así:
La semana. Imitación de Benjamín A.
El domingo a mi placer, me entretuve con Rosana,
que me dijo «-hasta mañana, vendrás al anochecer».
Pero el lunes, (Dios testigo) vino mi parienta Rita,
que alargando su visita, se quedó a cenar conmigo.
¡Ah Rosana, tu amistad y finísimo querer,
mi cena no ha de tener, por una infidelidad!
El martes a mi deseo, fue feliz, pues la marquesa,
que en mi dicha se interesa, sacó para mí un empleo;
y era justo al fin el día, visitarla en su palacio,
y obsequiarla muy despacio, con grata cortesanía.
¡Ay Rosana, tu bondad, no tendrá según presiento
mi dulce agradecimiento por una infidelidad!
Miércoles me vi delante, de duros acreedores,
que pedían con clamores su metálico sonante,
y apremiado con testigos, por salir de sus reyertas,
de noche pedí en sus puertas, el favor de mis amigos.
¡Ay Rosana tu piedad, no tendrá ni tu ternura,
mi deuda y mi desventura, por una infidelidad!
Convidóme Don Crispín, el jueves que era su santo,
y en verdad me causó espanto, la pompa de su festín.
Bebí mucho: se aturdió, mi cabeza por demás;
No te quiero decir más, sino que me dormí yo.
¡Ay Rosana en propiedad, los efectos esta vez,
de los vinos de Jerez, no son infidelidad!
El viernes me entrego un page un cartel de desafío,
y era mengua al honor mío, no encontrarme en el paraje:
con mis armas acudí, y en choque temerario,
mal herido fue el contrario; vino gente y me escondí.
¡Ay Rosana en propiedad, no debo tener tu amor,
un compromiso de honor, por una infidelidad!
Mi semana su fin dio, suplicando a Beatriz,
se encargase como actriz, de un drama que inventé yo,
¡Que frases tan elegantes, y loores nada escasos,
necesita en tales casos, quien se encuentra sin diamantes!
¡Ay Rosana, tu bondad, no tendrá en tal ocasión,
mi larga conversación, por una infidelidad!
El domingo a mi Rosana, presénteme…
Perdí el seso…
Que un doncel le daba un beso, y me dijo la inhumana:
¡Te entregaste a la pereza, y enojóme tu tardanza!,
Y un deseo de venganza me paso por la cabeza,
¡Más amigo, tu amistad, no tendrá si bien lo miras,
Un impulso de mis iras, ¡por una infidelidad!
Las afecciones astronómicas de ese día eran: el sol salía a las 5 horas 23 minutos, y se ponía a las 6 (18) horas 37 minutos. El termómetro marcaba 10 grados de mínima y 11 grados de máxima, los vientos eran del S.E. nublados, del E. nublado y del E. lluvioso. Era la Fiesta de la Virgen del Milagro y San Crescencio. Otros dos acontecimientos que ocurrieron ese año en su primer trimestre: El 7 de enero de 1842 en París se estrena la obra , de Gioachino Rossini. El 9 de marzo de 1842 se estrena la ópera de Giuseppe Verdi , en La Scala de Milán. Hay un Decreto de febrero aquel año declarando libre de derechos, la extracción del aceite. Salieron otras circulares en el mismo mes para que los pueblos remitan el extracto del padrón de vecindario; otra para que los médicos presentaran sus títulos a los ayuntamientos de los pueblos que ejerce su facultad. Son pequeñas noticias que ocurrieron en aquel momento.
Con los mejores deseos de que sea un fin de semana intenso y cargado de buenas experiencias escribo esta crónica para recordar algo de lo que pasó aquel año.