POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Faltaba poco para las diez y media de la mañana y no era un día de verano. Las cigüeñas vigilaban desde lo alto. Las dos puertas daban acceso a dos sagradas instituciones. La churrería de Cruz y el cafetín de Pedro Dorado que cedería el oficio a su hijo Alfonso ¡Excelente café de maquinilla! Desde muy temprano una alegre sinfonía de ilustres clientes reclamaba tertulias, debatiendo contra esto y aquello, en el saludable ejercicio de la conversación y el diálogo. Perfecta combinación: churro y café de la mañana. Al fondo la sinfonía de un frontón de piedra antigua y hermosa. Casa de Dios. Visam fue testigo del prodigio que dejó en su cámara la luz del creador del tiempo.