POR RICARDO GUERRA SANCHO CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)
Llega el otoño y aquí está la cita de los Cronistas Oficiales de España que nos reunimos para convivir, compartir temas históricos de nuestras ciudades, villas y pueblos, para participar con alguna comunicación de temas históricos de nuestros respectivos ámbitos de responsabilidad, para recordar a los cronistas que nos han dejado, para recibir con los brazos abiertos a quienes llegan de nuevo… y para muchas cosas más.
Cuando lean estas líneas estaré regresando de Asturias, por ello sean éstas una declaración de intenciones, un deseo personal para este foro XL de los Cronistas de España que son una savia de historiadores reputados, sabios de la historia, y desde luego no me incluyo, que soy uno de los últimos componentes de esta familia de los Cronistas, eso sí, siempre mirándome en estas figuras de tanto bagaje y lo que hago siempre es aprender lo más posible, en este contacto de los congresos y con el de otros días durante todo el año.
Siempre he encontrado grandes maestros y amigos con la mano tendida cuando los he necesitado… gracias compañeros. En público y con firma, que es como de deben manifestar las opiniones. Este año la ciudad que nos ha acogido es la histórica ciudad de Oviedo, esa pulcra y bella ciudad norteña que es depositaria y cuna de la historia y cultura española.
Que en su territorio atesora el más importante arte prerrománico, un estilo artístico y una arquitectura que es nexo de unión entre lo antiguo heredado del mundo Visigodo, del mundo del imperio romano y los cimientos de nuestra historia y arte medieval.
Es la ocasión en que, propiciado y apoyado por mi Ayuntamiento, represento a mi ciudad en ese foro de la historia y de la cultura que, aunque ciudad pequeña, es tan conocida, respetada y reconocida en todos los confines de nuestra geografía, lo cual para mí es una doble responsabilidad. Espero que pronto mis amigos del consistorio abulense, con su alcalde a la cabeza me den un compañero capitalino para compartir estas y otras experiencias con nuestra tierra como protagonista.
Como cada año procuro asistir con alguna comunicación, lo que podríamos decir
“con los deberes hechos” porque si no es por alguna causa especial, no concibo un congreso de espectador mientras hay tantos temas de mi ciudad o su comarca que están ahí, cogidos con alfileres, esperando profundizar en ellos, o alguna conmemoración que es conveniente recordar y estudiar para que, dentro de lo posible, aportar algo más de lo ya conocido al respecto.
Es el caso de este año en el que toda España recuerda dos centenarios de dos hechos del máximo interés histórico. No es la primera vez que ocurre algo así, es lo que tienen nuestras ciudades históricas. Hay que elegir según la importancia que se les pueda dar a cada uno, o por la posibilidad de aportar algo nuevo para descubrir y a veces redescubrir hechos y acontecimientos que definen nuestra historia y la personalidad e idiosincrasia de cada población y comarca.
Por ello he tenido que elegir entre dos VIII centenarios, el de la muerte del rey castellano Alfonso VIII, y el de la venida a España de San Francisco de Asís, también a Arévalo entre otras muchas ciudades y villas, siempre según los pocos datos históricos y las muchas y fuertes tradiciones que nos han llegado. De esto hablaremos más adelante.
El tema elegido ha sido el de Alfonso VIII, porque es una conmemoración histórica con grandes conexiones con mi ciudad y con su comarca, una época la de su largo reinado que es muy significativa y muy fructífera en el desarrollo medieval de la ciudad, en su pujanza y la de su extensa comarca. La muerte del rey Alfonso VIII, que ocurrió muy cerca de aquí, en Gutierre Muñoz, un pueblo muy cercano. Un gran rey de la Castilla medieval y muchos vínculos con mi tierra.