POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Subíamos de la Plaza de la Villa al anochecer y las campanadas de la Queda sonaban cadenciosamente, su sonido se apreciaba más suave a medida en que nos alejamiento de este marco histórico.
Este año los medievales se han anticipado, se han celebrado el pasado fin de semana. Un nuevo cambio de fechas para un festejo-espectáculo medieval que no termina de situarse en nuestro calendario. En realidad, desde la primera celebración de este tipo cuando era una gran novedad, han pasado bastantes años.
Dos o tres impulsos municipales y el último que organiza la asociación cultural La Queda. Variada ha sido la fecha de su celebración, antes de las fiestas o después, en julio o en agosto. O el lugar de celebración, la Plaza del Real, la de la Villa, o la explanada del castillo. Al principio incluso se buscó un hilo argumental, alguna historia local para dar personalidad propia a esta celebración. Pero diversas circunstancias influían para que no se afianzara.
Tal es así, que estas jornadas medievales tomaron un nuevo rumbo con la organización de la asociación La Queda, y este año figura en su nomenclatura la VI edición, que con los intentos anteriores deberían ser bastantes más, pero claro, entenderemos que se corresponde a esta nueva época.
Y surgió un grupo de entusiastas de estos eventos, de nuestra historia y se pusieron al frente en esta celebración. Ya no se llamará mercado medieval, porque no es sólo un mercado, más o menos grande, más o menos atractivo, es mucho más. La formación tomó un nombre local muy sonoro, «La Queda», un recuerdo a nuestra historia, muy peculiar y característico, ya que este nombre se corresponde con la acción de tocar las cien campanadas que cerraban las puertas del recinto amurallado medieval.
Y la «campana de la queda» al sonoro instrumento que existe actualmente en lo más alto de la elevada torre de la iglesia de Santa María la Mayor. Por tanto podemos decir que esta asociación ostenta un sonoro nombre, un nombre propio y muy bien elegido, a mi juicio.
Y surgió otra idea muy interesante, unas poblaciones con semejantes inquietudes que se agrupan en torno a unos personajes o unos hechos, en toda la geografía, lugares y temas más diversos, y se creó un grupo de promotores encuadrados en lo que se denomina recreaciones históricas, en este caso «Tierra de Ysabel», un nexo importante, en las ciudades de Isabel, cómo son Madrigal de las Altas Torres, la villa de su villa nacimiento; Medina del Campo, la villa de su muerte; Arévalo, donde se crió y Tordesillas.
En nuestro caso, La Queda comenzó a recrear un hecho histórico ocurrido en Arévalo el año 1467, las celebraciones del 14 cumpleaños del infante Alonso, su mayoría de edad que acababa de ser proclamado rey en “la farsa de Ávila”. El poeta de la corte Jorge Manrique escribió unos poemas que, con música de fados, recitaron jóvenes cortesanas en honor del joven rey. Un acto muy familiar que se celebró en las Casas Reales arevalenses.
Año tras año, esta representación ha cuajado y mejorado su celebración, la interpretación de los actores aficionados y el número de figurantes, junto a las cuidadas danzas cortesanas, un espectáculo de orgullo local.
Pues de esto quería yo escribir hoy, del gozo como espectador que asiste a estas representaciones y del trabajo y la entrega de este gran grupo de personas que estos días hacen más felices a sus conciudadanos y a quienes nos visitan. Como ya se ha dicho con acierto, una gran familia de amigos que se enorgullecen ofreciéndolo a sus vecinos.
Otro tema son las fechas, o el lugar de celebración, porque si la monumentalidad de nuestra histórica Plaza de la Villa es el marco ideal, se estudia su traslado para conjugar belleza con efectividad comercial de los numerosos y variados puestos que cada año acuden al evento. De cualquier forma, gracias amigos por ofrecernos este evento tan bello.