POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)

Ya estamos inmersos en las Ferias y Fiestas de San Victorino. Cuando lean estas líneas ya hemos comenzado la larga semana festiva, las fiestas más populares y de participación multitudinaria. Como ya se ha hecho costumbre, el viernes sonó el chupinazo de apertura de las fiestas, tras el pregón que pronunció el responsable de Protección Civil, Fernando Moreno, emotivo y aplaudido por los millares de personas que llenaron la Plaza del Real.

Un recuerdo entrañable para estas personas siempre dispuestas a ayudar a los demás, siempre presentes en cada acto y actividad que se desarrolla en la ciudad, una compañía que da mucha confianza a los ciudadanos, que siempre nos encontramos confiados con esa callada pero patente presencia.

Yo creí advertir que había más público en la plaza, como si la gente estuviera comenzando la fiesta con avidez, con ganas… y con alegría. Esperemos finalizarla así.

El elevado calor ha hecho presencia en estos primeros días, si bien la tormenta del lunes suavizó la temperatura considerablemente. Noches deliciosas y apropiadas para el disfrute de las músicas y orquestas que amenizan y son una buena disculpa para salir a disfrutar de las fiestas. Luego gustarán más o algo menos, compararemos con las de años o noches anteriores, pero sin duda serán las que nos acompañen las noches. Otra cosa son los ruidos intempestivos de los coches-discotecas-bares, que también acompañan toda la noche y no tan agradablemente.

Realmente es una asignatura pendiente la limpieza de las zonas céntricas que rodean los conciertos de las orquestas, que son verdaderos ríos de orines y donde se dejan cantidades de residuos que hay que retirar, y el servicio de limpieza funciona, lo que falla es que esas calles hay que manguearlas, por estética y limpieza de calles, pero principalmente por higiene. Aunque hay servicios abundantes en bares, la manía es orinar en cualquier lado…

Otro tema especial de este año es alguna innovación, como la espectacular actuación de la Orquesta Panorama, anunciada como la número 1 de España y debe ser verdad por el extraordinario espectáculo que ofrecieron a unas 8.000 personas asistentes. Si algún pero se puede poner, al decir de algún sector es la falta de infraestructura en el lugar de celebración, que parece fue necesario por la gran infraestructura del montaje. Una nueva experiencia que ha resultado positiva, con sus más y sus menos.

Lo cierto es que estas fiestas nuestras tienen una consideración comarcal y aún más. Son de esas fiestas de cabeceras de comarca que mantienen la cercanía de las gentes, en las que el público visitante es bien recibido –aunque a veces nos meen a la puerta‒, y donde llegan desde mucho contorno alrededor. Siempre he dicho que nos sobrepasan porque están pensadas también para este público visitante. Sin fiestas con personalidad propia y particularidades que en las ciudades grandes no son posibles.

El titular es inconfundiblemente taurino. Era el grito de la muchedumbre cuando aparecían los toros del encierro para lidiar en aquellas plazas de toros antiguas, de palos. Verán amigos lectores, esta es una ciudad con profunda e histórica tradición taurina. Es la cuna de los toros «enguantados», por sus encierros populares, por esa plaza abarrotada para el correr toros, por esas corridas de categoría que visten nuestra plaza con las mejores figuras del toreo actual. Son tradiciones que se mantienen desde hace siglos y son parte de las fiestas mientras el pueblo lo quiera.

No quiero finalizar sin tener un pensamiento de cariño para la agrupación coral de mi ciudad, de la que formo parte, por las grandes sensaciones sentidas en el concierto de ferias, uno de los mejores conciertos de esta coral como así lo manifestó el público. Pues, desde dentro, les puedo decir que la experiencia ha sido emocionante y profunda, llena de buenas vibraciones, gozando con la música y la batuta excelente de Verónica, nuestra directora que ha regresado a hacernos sentir a música. Gracias Vero por tu trabajo.