POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)

Ya estamos en el mes de diciembre, aunque las temperaturas, más que otoñales, no nos pongan en situación invernal. Es curioso como estando el tiempo tan revuelto sea, más que noticias, tema de conversación habitual. Pues es así, cuatro días fríos, pero no demasiado y de nuevo las temperaturas por encima de lo normal para esta época del año.

En vísperas de este largo puente, el de la Constitución y la Inmaculada, se ha celebrado como cada año por estas fechas una de las más importantes ferias de turismo, INTUR, de larga tradición en las ferias de Valladolid, nuestra capital de comunidad, que es un extraordinario escaparate para ofrecer al público las delicias de cada lugar, los reclamos que pueden llamar la atención a los visitantes.

Mucho que ver en ello es el stand de la Diputación Provincial, lugar que ofrece un espacio y una oferta colectiva de forma que, aunque sea un lugar compartido, siempre tiene un hueco para las ciudades, en este caso la de Arévalo, que en el stand de la provincia ha ofrecido nuestros atractivos, los de una ciudad histórica y artística, las delicias de una gastronomía muy atractiva con el tostón como figura estrella de los asados, otras ofertas de buena cocina y nuestros dulces particulares.

Siempre es bueno repetir a los cuatro vientos nuestras peculiaridades, y allí estaba el tostón, “tostón” que en Arévalo es como llamamos al cochinillo asado, aunque este nombre sea por el que más se le conoce, sin duda por la publicidad y la influencia de otras partes. Pero siempre ha sido y es el plato estrella y se le paseó entre el público, salió en los medios y fue objeto de la atención de muchos… Es el emblema gastronómico, el santo y seña de Arévalo por el que es conocida esta pequeña ciudad por todos los lugares, y que está en medio de Castilla.

De hecho, los primeros días que llevamos de este puente-acueducto que tenemos encima, ya ha sido muy numerosa la afluencia de gentes. Una visita a la ciudad antigua y sus monumentos mudéjares, con la Plaza de la Villa y sus torres como estandarte que define, la vista que impresiona y se queda grabada como imagen representativa, o el Castillo renovado y espléndido como proa de un barco, la ciudad sobre los escarpes de los ríos, que surca los campos de esta Castilla mesetaria, mar de mieses, tan atractivo en su nueva remodelación museística y con millares de visitantes.

También están las iglesias monumentales como muestras valiosas del arte religioso. Y después de estas rutas de turismo cultural paseado, cuando ya se ha abierto el apetito, que bien viene nuestra gastronomía en los numerosos restaurantes, mesones y casas de comidas que reciben bien, como siempre… bueno, mejor, que en estos menesteres también hemos ganado.

Luego me dirán que hay cosas que mejorar… ¡pues claro! Todo es mejorable y poco a poco creo que se está en ello. Algún día tendremos en las ferias de turismo importantes un espacio propio bien atendido que represente nuestros valores turísticos con más detenimiento, que oferte nuevas cosas más atractivas, o que atienda a gentes del mundo del turismo que nos traerán visitantes. Eso es el turismo.

Pero también habrá que tener claro lo que pretendemos, porque tampoco todo se ha de plantear como turismo, que es una buena cosa que además crea recursos… la ciudad histórica está empezando a convertirse en un decorado turístico para el visitante, muy carente de vida ciudadana. ¿Cómo es posible que prefiramos pisos adocenados a casas individuales al gusto de cada cual? Pues ahí está el asunto, que estamos dejando a un lado la ciudad histórica y monumental.

Sí, se ha restaurado y recuperado patrimonio, pero estamos dejándola vacía de personas que dan vida, que cuando se van los turistas, se queda vacía y triste, apenas cuatro vecinos cruzan al anochecer y se puede oír el silencio. Mucho se ha dicho en este sentido, y ahora no es el momento, ni el sitio, pero esto está así, pendiente de un hilo, de un vaivén de la economía, de una moda cambiante que en cualquier momento nos puede dejar… de esto podemos hablar otro día.