POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Tengo que decirles un secreto y reconocer que hace unos días, viendo el belén “Cervantino Mudéjar” de mi ciudad me transporté a los años de mi infancia cuando aquellas escenas del belén nos subyugaban y acaparaban toda nuestra atención, con aquella mirada de niño sorprendido admirando aquellas recreaciones y escenas de un Belén imaginario, de una tierra nunca vista.
Y así podíamos encontrar un paisaje desértico que sólo lo conocíamos por alguna película. O un paisaje boscoso exuberante de una vegetación que no se conoce por aquellas latitudes, ni por estas, con río, montañas y una praderas de musgo de un exultante verde esmeralda que cogíamos en la “alameda del tío Castañera”, ahí al lado, que en la umbría criaba el musgo más bonito, fresco y verde… y los caminos de serrín o arena, surcados por los personajes más variados. Y en un rincón, “el cagón”, que siempre estaba semi escondido, pero localizable a la curiosidad escatológica…
Las figuritas de barro, de tosco labrado, ¡siempre rompíamos alguna! otras estaba ya pegadas por enésima vez. Las había mejores y más elaboradas, que íbamos reponiendo, se repartían por la escena creando ambientes diferentes. Un pueblo con sus casitas de corcho y el castillo de Herodes en lo alto de unas montañas de roñas o de corcho. Los pastores con sus ovejas, y el anuncio del Ángel, junto al fuego.
Lavanderas, leñadores, gentes, las huertas… y allá, a lo lejos se vislumbraba una comitiva de camellos y varios personajes, los Reyes Magos y sus pajes. Poco a poco se iban acercando al portal, la escena principal de todo este montaje.
Recuerdo que mi padre compró una arquitectura de ruinas, en corcho y monumental, con las figuras del misterio de mayor tamaño y calidad que era el centro de la atención. El Niño Jesús era una figurita pequeña que lo mismo encajaba en su cunita como en los brazos de María… una chulada!!! Y las luces estratégicamente repartidas, porque estaban contadas… no es como ahora, que con las lámparas de led, la iluminación es más sugestiva, sin límites de vatios ni calor.
Muchas sensaciones me han llegado de la memoria infantil cuando estaba admirando este Belén monumental instalado en el patio cubierto de nuestro Ayuntamiento, obra de los belenistas Fran Ramos e Iván Antonio. Sencillamente extraordinario. Es un Belén muy elaborado con espacios y ambientes variados y bien integrados, desde el pueblo amurallado al estilo mudéjar, con la Puerta de la Villa o del Alcocer arevalense, un túnel profundo de trampantojo, a las casas al estilo palestino, con sorpresa incluida, o las elevadas montañas con manantial y cascada espectacular, o el paisaje desértico con palmeral, o las grutas rocosas de roñas y corchos, un laberinto de escenas y pasajes, con el ángel anunciador a los pastores, refulgente… para llegar al misterio, una gruta con fuente de agua incluida que es mitad arquitectura mitad gruta rocosa, que crea un ambiente especial para las figuras principales de todo belén, con los adoradores más tempranos. ¡Qué embelesamiento! Y que recuerdos de la niñez.
Pues no se pierdan la escena, en una de las casas podemos ver en conversación a dos grandes personajes de nuestra historia: de la nacional, Miguel de Cervantes, y de la nuestra, Fray Juan Gil, su libertador. Es quizás el último homenaje para ellos en este año del IV Centenario de la muerte de Cervantes… una escena que se deja entrever en una ventana ajimez y la puerta de esa casa. Todo un detalle que ha dado nombre al belén municipal de este año. Excelente chicos!!!
Se echa de menos más apertura al público, que lo está visitando ampliamente. No se lo pierdan quienes estén en Arévalo. Los que no, imagínenselo con mi descripción o por los medios visuales y técnicas modernas.
Amigos míos, una belén ensoñador para mantener la tradición belenista, para recordar unos personajes importantes en su celebración, y sobre todo, para recordarnos lo que celebramos, el nacimiento del Niño Dios… Feliz Pascua de Navidad.