POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)
Estaba yo eclipsado, como con la cigüeña, que dice nuestra canción popular, como ausente, mirando con fijeza esas llamas enormes de la luminaria-hoguera de la Virgen de las Angustias, tenemos los famosos “gallitos”, aquella columna tan famosa como temida, en la tercera página de su vespertino Diario Pueblo, con el fuego purificando mi mirada perdida en esas enormes lenguas de fuego que se elevaban en el negro cielo de aquella fría noche, llamas rodeadas de esas chispeantes “pavesas” que perecían luciérnagas rojas envolviendo el ambiente… y recordaba yo en ese trance algunas cosas que tienen cierta relación con nuestra fiesta de la Patrona y con Emilio Romero, porque aún estamos en el año del centenario de su nacimiento, aunque no se note mucho.
Sigue abierto, hasta el 28 de febrero, el plazo de presentación al certamen de relato breve “Emilio Romero” que está convocado por el Ayuntamiento.
Entre las anécdotas más conocidas de Emilio Romero y la fiesta de la Virgen
Y también los gallos que remataba en la tradicional subasta de nuestra fiesta, los ejemplares más floridos y espectaculares de nuestros corrales que eran la delicia de chicos y grandes, en aquel rincón del lugar de la subasta que un clásico cofrade le gustaba denominar “el corral d la Virgen”, y con él venían muchos años gobernadores civiles y gentes notables a los que picaba subastando, aunque, a veces, sucediera lo contrario.
Pero consiguió el objetivo, revitalizar esa tradición y dar fama a los gallos de la Virgen y a sus “gallitos” periodísticos, aquellos tan famosos como temidos que llegaron a ser la pesadilla de alguna clase política y gubernamental del momento. Tengo unas fotos muy atractivas en las que junto a él estaba Adolfo Suárez, cuando era Director General de RTVE, o diputado por Ávila, cargo conseguido por votación, precisamente con el apoyo de nuestro periodista, antes de sus desavenencias políticas tan notorias, que surgieron poco tiempo después.
Yo no estaba muy de acuerdo con sus ideas políticas, pero, como él mismo decía, fue el tiempo que le tocó vivir… pero sí compartí muchos de sus escritos, los “gallitos”, o sus intervenciones en tertulias de radio y de TVE… disfrutó de los medios de comunicación, además de su periódico, el del sindicato vertical. En el tiempo que me tocó vivir −dijo él mismo−, no tenía más remedio que manejar la crítica o la sátira con ironía, para poder decir a la manera de Quevedo, para no estar crucificado y poder decir cosas…
Luego fui su recomendado, ¡cosas de las amistades familiares! pero creo que no le defraudé, en el mundo de la publicidad, aunque a mí entonces me sabía mal citar aquel episodio… y aprendí a admirarle y respetarle como periodista y como hijo de Arévalo.
También le recuerdo en la más amable cara de su personalidad, como hijo de Arévalo, su pequeña ciudad de provincias de la que nunca renunció, y no solamente eso, sino de la que hacía alarde siempre que tenía ocasión.
En su aspecto de hijo amante de su ciudad, escribió algunos artículos bellísimos donde recordaba y recreaba aquel ambiente del Arévalo de su niñez, sus primeras travesuras de niño inquieto, sus primeros estudios auspiciados por una beca municipal, o los primeros escarceos amorosos en las deleitosas alamedas de nuestros ríos… Siempre llevó bien alto el pabellón de su ciudad.
Cuando comenzaba el centenario de su nacimiento, yo recuperé un vídeo de televisión, una entrevista en “Epílogo” un programa grabado que ya se anunciaba que sería emitido solo después de la muerte del entrevistado… en el que dijo que le gustaría que le recordaran por haber “hecho algunas cosas en el periodismo, la literatura, el teatro y la historia…”. Emilio hizo bastantes cosas, esas y muchas más.
“Tengo en la alcoba de mi casa tres cuadros de tres Vírgenes que amo…” una de ellas era su Virgen de las Angustias de Arévalo, a cuya fiesta siempre venía, hasta que un año falló… ya ciego y muy poco antes de morir. En otra entrega entrega les relataré las últimas vivencias del periodista y su ciudad…mis últimos recuerdos y aventuras en torno a él…