POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)
De nuevo hoy tengo que contar otra experiencia televisiva. No hace tanto que recibimos en la ciudad a una periodista tan conocida y notable como su gran audiencia, la de un entrañable programa de cyltv, la 7, Esperanza Domínguez y su programa “Tiempo de viajar”. No era la primera vez y fue nuevamente una satisfacción saludarla y atenderla, ejerciendo mi función de Cronista, visita a la que dediqué una de estas columnas.
Pues de nuevo hemos tenido la satisfacción de recibir a otro gran personaje del mundo televisivo de nuestra comunidad de Castilla y León, de los programas de turismo, viajes, gastronomía y vinos, me estoy refiriendo a Javier Pérez, el conocidísimo periodista de copiosa y característica barba blanca, de aspecto vivaracho y bonachón, que aglutina tanta audiencia.
Con su equipo recorre pueblos y ciudades castellano leonesas, en su programa “El Arcón”, en el que presenta de una forma singular diversos aspectos de los valores de nuestros pueblos y comarcas de una forma tan amena tocando los aspectos turísticos y gastronómicos, consigue atraer la atención del televidente. Tienen gancho y mucha audiencia, la mejor forma de testimoniar la gran aceptación popular que despierta.
Javier es una figura conocida y querida por todos quienes tenemos el placer de conocerle, afable y gran profesional del periodismo especializado, conocedor como nadie en nuestras tierras, de los recursos de cada rincón, de las posibilidades de cada comarca, de los recursos turísticos, gastronómicos, monumentales y vinícolas.
Pues de nuevo vino a grabar uno de sus programas a esta ciudad que no le es extraña, a la que viene con cierta frecuencia y me consta tiene un sentido aprecio, como se deja entrever en sus preguntas y en la forma de preguntar… Se puso en contacto conmigo porque quería mi presencia como Cronista y como siempre me puse a su disposición.
Javier tiene un archivo profesional importante, y también emocional, él recuerda lo que grabó en anteriores ocasiones, los temas que estaban pendientes o los proyectos que se planteaban… por ello tiene el acierto de llevar las preguntas a temas tan concretos, una capacidad que asombra. Conoce bien a las gentes de la comunidad y por eso sus programas tienen tanta verdad, tantas inquietudes y tanto contenido.
Yo conocí a Javier ya hace años, con ocasión en uno de aquellos programas de radio que emitía en directo, y en dos o tres ocasiones más, desde el singular templete de la música, rodeados de gentes curiosas, era en tiempos de fiesta, él ya era muy conocido.
En varias ocasiones me invitó a participar, aun antes de ser Cronista, y aquellas afinidades en tantos temas seguramente que habrán sido el rescoldo de un contacto tan agradable y gratificante, al que ya podríamos calificar de amistad, además de ese servicio que presto gustoso a mi ciudad y al profesional, ejerciendo como Cronista oficial, pero también como un simple ciudadano inquieto por nuestras cosas, preocupado con nuestros problemas y también ilusionado con nuestros proyectos.
Ya ven porqué uno siempre esta y estará dispuesto a esa colaboración. Y sentí una gran satisfacción por estar cerca, junto a el maestro, durante gran parte del tiempo de grabación. Y fue capaz de aglutinar en tan poco tiempo a representantes de diversos aspectos de la ciudad que participamos en su nuevo programa: Cristina, la técnico de turismo; Lorena y Maite, las guías del castillo; Juan Jesús, el singular escultor de hierros viejos; Javier, presidente de la asociación de asadores; Aurora, prestigiosa hostelera; Vidal Galicia Jaramillo, el alcalde de la ciudad; al final un buen grupo de asadores ante el monumento al cochinillo o “Tostón de Arévalo”, como colofón de esta jornada de grabación.
Y yo mismo, como Cronista de la Ciudad, con la historia de la ciudad de fondo, en el Museo de Historia y delante de ese mural del Arévalo medieval… un gran día y un gran programa que nos ha llevado a través de las ondas a todos los rincones de la comunidad, y por medio de los modernos medios a los rincones más alejados del mundo. Gracias de nuevo Javier, siempre serás bienvenido.