POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)
Hoy quiero contar una experiencia que durante los días del gran puente pasado del primero de mayo, prolongado un poco más para los abulenses que el día 2 celebran a San Segundo, el que dijeron fue el primer obispo de Ávila, y por tanto también deberíamos celebrarlo los provincianos o, mejor dicho, los diocesanos.
También para los madrileños que celebran su día de la Comunidad y a pesar del frío intenso nos han visitado en buen número. No se equivocaron los pronósticos, nevada, granizadas y chubascos ventosos para no variar, y temperaturas cerca de los 0 grados… ya casi nos habíamos acostumbrado a la primavera y zasssss de nuevo el frío. Pero a pesar de ello, mucha afluencia en nuestra XLI Feria de Muestras y en todas las actividades que paralelamente se han celebrado.
Y entre esas actividades, y aquí está mi experiencia anunciada, las visitas guiadas inaugurando al público dos actuaciones en mi ciudad que estaban siendo esperadas con ansiedad y por fin se han abierto al público.
Me refiero al Centro de Actividades Mudéjares que está junto a la Plaza de la Villa, en realidad se accede desde ella, desde la casa de Hernández Luquero, el poeta arevalense tan recordado y querido.
Y la bodega de “El Arriero” o para entendernos mejor, la bodega de Marolo Perotas, que después de su cesión a la ciudad por sus herederos, y una vez restaurada en su primera fase, se ha abierto al público.
Pues amigos lectores, la experiencia es que el Alcalde Vidal Galicia Jaramillo, y Sonsoles Arroyo, la Concejal de Cultura, me propusieron que fuera yo el guía para realizar la ruta y mostrar esos dos sitios tan arevalenses, el uno nuevo, a estrenar, y la otra vieja y antigua, remozada y restaurada. Dos nuevas realidades que enriquecen nuestro panorama patrimonial y turístico
Para mí ha sido un honor y una gran satisfacción colaborar con el Ayuntamiento de mi ciudad y me congratulo por ello de compartirlo con el público. Además ha sido una experiencia nueva, si es que eso ya es posible… una satisfacción porque me ha exigido reciclarme en unos temas que, aunque siempre están ahí latentes, “cosas de mi pueblo” como diría nuestro amigo y admirado Marolo Perotas, para hablar de nuestras cosas, para el visitante del puente, y para nuestras gentes de Arévalo y la comarca que lo visitan como algo tan nuestro que despierta tantos recuerdos… algunas personas recordaban el pasado de esta bodega tan peculiar que acogió a los bohemios amigos que en ella cataban los caldos de Perotas, y en esas tertulias recitaban versos o prosas entre viandas y jarrillas de vino.
Y como dice el vinatero “el que sale de la bodega sin beber vino, se le da por bebido”, con esas pinturas de Pedro Donis, nuestro pintor adoptado que siéndolo de brocha gorda, fue un exquisito y sensible artista que en esta bodega dejó unas pinturas al fresco que son la delicia de quienes las admiran, restauradas convenientemente y así hemos recuperado un valor patrimonial.
Nos queda por recuperar la nave profunda de esta bodega, que se hará, y completará un magnífico legado cultural asociado al vino de una tierra que fue muy vinícola y ya no lo es al completo, aunque estamos rodeados de verdejo por casi todas partes… al noroeste Madrigal, al norte Palacios de Goda, al sur Orbita y al este las tierras segovianas que fueron tierra de Arévalo… Y fuimos obsequiados por Virginia y Jorge con un rico verdejo de la tierra, “Cabra Loca” que hizo las delicias del personal. Gracias.
El centro del mudéjar, ¡Cuánto hacía que no hablaba del Mudéjar!, es la otra realización que nos pone en antecedentes del rico patrimonio de arte Mudéjar que atesora nuestra ciudad histórica y la comarca, como un fundamental foco mudéjar de Castilla y León, para valorar lo nuestro y mostrarlo al visitante.
Es como un compendio, una guía para después adentrarnos en el mudéjar auténtico y descubrir lo valioso que tenemos que ofrecer… el mudéjar que está ahí fuera y cerca, en la propia ciudad y la comarca.