POR RICARDO GUERRA SANCHO CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO /ÁVILA/

Hace unos días nos encontramos con la sorpresa de una visita especial, unas 1.600 ovejas en una gran piara que surcó nuestras calles en una comitiva ovejuna que a por los alrededores de la ciudad saborearon las delicias que esta primavera exultante le ofrecía a su paso, incluidas incluso algunas zonas ajardinadas que intentaron podar, pero los pastores y los perros magníficamente adiestrados recondujeron al ordenado rebaño.

Esta práctica de la trashumancia moderna y cultural ya ha visitado Arévalo en otras ocasiones, en otoño, cuando estas ovejas se dirigen hacia el sur en busca de pastos de invierno, y entonces lo hacen cruzando en nuevo puente de Los Lobos, la glorieta y la Avenida de Emilio Romero, la ciudad nueva, la arteria principal del Arévalo de hoy.

Pero esta ocasión venían de regreso de la sierra de Madrid, en busca de los pastos de verano, hacia los Picos de Europa leoneses, y el recorrido fue diferente. Llegadas las ovejas en diversas etapas, entraron desde Montuenga y rodearon la ciudad por la variante Este, la que trascurre paralela a la A6, para entrar por el puente de Valladolid, subir hacia el castillo y salir por el arco y puente de Medina hacia el norte.

A la salida de este puente encontramos un cruce de caminos y calzadas antiguas, justo donde está situada la ermita de la Virgen del Camino, que aquí la conocemos con el popular nombre de “La Caminanta” y que en unos días celebraremos su fiesta anual, una tradicional romería.

En este punto, ya alejándose de esta ciudad de arrieros y caminantes, seguirán camino a la siguiente etapa de Medina del Campo por las antiguas vías pecuarias.

En la parada de esa comitiva ovejuna, ate el Arco de Medina, nuestro alcalde Vidal Galicia Jaramillo recibió a los responsables de ese grupo trashumante, varios pastores con Jesús Garzón a la cabeza como presidente de la Asociación Trashumancia y Naturaleza que realiza esta iniciativa, con la colaboración del Concejo de la Mesta y el apoyo de la Fundación Mava, entidad suiza para el desarrollo sostenible y la conservación de la naturaleza. Nuestro alcalde les dio la bienvenida y les obsequió con un detalle… y las ovejas expectantes como si estuvieran acostumbradas al protocolo, aunque alguna dio buen pastoreo a la zona que en parte ya está ajardinada y en otra parte luce la exuberancia de esta primavera atípica llena de verdes y de flores.

A continuación, como si de un ejército bien adiestrado se tratara, al silbido del pastor comenzaron de nuevo el camino, llenando el puente. Salieron dos mil, y han regresado unas 1.500 ovejas y crías, más un centenar de cabras, porque las recién paridas han realizado el viaje de regreso en más cómodo transporte. A su paso junto a la ermita de la Virgen del Camino, seguro que alguna reverencia y oración pidió realizar con bien el regreso de los trashumantes.

Todo un espectáculo que en esta ocasión no pudo ser vivido por los escolares, como en otras ocasiones que han gozado con una visión que ya no es habitual en nuestros campos, y menos en nuestras ciudades y que seguramente no les será fácil ver en el futuro.

El considerable retraso sobre el horario previsto obligó a las dos clases del colegio de los Salesianos que se habían desplazado a la esplanada del castillo a regresar sin ver las ovejas… pero durante esa espera, estaba allí el Cronista de la ciudad, el que escribe estas líneas, y les hable del castillo como en una clase improvisada, haciendo tiempo, al tiempo que conocían un poco más este símbolo de la ciudad, el castillo-fortaleza hoy restaurado y convertido en el Museo de los Silos, un gran atractivo que aúna la historia con los usos posteriores, que hoy reacondicionado es delicia de los visitantes.

Arévalo, una ciudad cruce de caminos y calzadas antiguas, punto de referencia en las antiguas comunicaciones, las de las personas y las de los animales, ha sido de nuevo referencia de la trashumancia. La Mesta, aquella antigua organización tan potente en defensa de la ganadería que fundara el rey Alfonso X el Sabio. Todo un espectáculo que es una reliquia de las antiguas prácticas ganaderas.