POR RICARDO GUERRA SANCHO CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)

El pasado fin de semana acudí a una cita a la que me había invitado un amigo, César Lumbreras, para la retransmisión de su programa Agropopular, un programa veterano de la radio española que varias veces ha salido a las ondas desde Arévalo y algún pueblo de su comarca. Había suficientes motivos que me incitaban a acudir a esa cita. Uno y primero, acudir a la invitación de un amigo, como otras veces lo hice. Otro por el tema de fondo que esa mañana iba a ser el protagonista, un triste y preocupante protagonista del programa: la despoblación del mundo rural. Y otro tema de mucho interés era la conferencia que posteriormente impartía el profesor Benito Navarrete, profesor de historia del arte de la Universidad de Alcalá y experto en Murillo, el genial pintor del barroco español. Fue el director del Congreso Internacional “Murillo ante su centenario” que se celebró en Sevilla cara al centenario, al que me alegré mucho conocer.

Y en esas andaba yo cuando llegué a la villa de Adanero, derecho al ayuntamiento, lugar de la emisión, y sin embargo me encontré que el popular periodista estaba callejeando por su villa natal haciendo el programa por esas calles, acompañado por una nutrida comitiva de gentes, como en una procesión cívica, a la que este Cronista se sumó con mucho gusto. En ese momento pude saludar a nuestro Obispo José María Gil Tamayo que era uno de los invitados a intervenir en ese popular programa radiofónico. ¡Era como un día de fiesta! con charanga incluida.

Iban saliendo los temas habituales del programa, el campo y la ganadería, los mercados y esas entrevistas que siempre le acompañan. Ya en el salón de actos del Ayuntamiento le llegó el turno a nuestro obispo casi recién estrenado, colega de profesión periodística y certero en sus análisis del tema que realizó una reivindicadora visión del tema, un punto de vista certero, conciso y rotundo.

A mi regreso, yo recordaba aquellos momentos de los grandes movimientos migratorios de tantas gentes del campo español hacia las ciudades industriosas Madrid, Bilbao o Barcelona, en busca de la misma vida, abandonando lo que era todo… como ahora mismo vemos a nuestros jóvenes. Pero ya parece tarde para que esos contingentes de población regresen, y aún para que no salgan más. Yo me hacía una inocente pregunta, que entonces y ahora casi no me atrevo a pronunciar, por simple: ¿Pero no sería más fácil llevar las fábricas donde están los hombres? Ahora todos se echan en cara los reproches y las responsabilidades de la situación. ¿Acaso no estaba más que visto el resultado? Pues, desgraciadamente estamos entrando en una recta final, con la población envejecida, es cosa de unos años que muchos pueblos fenezcan irremediablemente…

Un tema para preocuparse y que se palpó entre los locales y los visitantes esa mañana de Adanero, algo de amargor se notaba en los rostros de nuestras gentes.

Pero aquella mañana también fue para temas más agradables y atractivos.

Como estamos en el año del IV Centenario y en la parroquia de Adanero hay un Murillo, precioso y restaurado, Santa Ana, la Virgen y el Niño, pues la conferencia del profesor Navarrete en el hermoso salón multiusos, que fue amena y esclarecedora, tanto de la vida del pintor, como del cuadro de Adanero, que luego pudimos visitar en la iglesia con más datos y explicaciones de arte. Para finalizar la mañana, espléndida, un vino español en el citado salón. Muchas caras conocidas y muchos saludos. Recordé también los grandes amigos que mi padre tenía en este pueblo de tratantes y ganaderos que recorrían las ferias y mercados, famosos por su palabra de bien, como era antes… y más.

Un día muy agradable entre gentes de mi tierra y de pensamientos profundos sobre ese tema de la despoblación del mundo rural. Muchos pensamientos que no me dejaron de acompañar esa mañana, al regreso y todo el día, porque está ahí, desafiante y de mala solución. Entre tanto, los políticos tirándose los trastos… dijo la sartén al cazo!!!