POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Témporas es un término climatológico, que más al norte vienen a plantear una predicción del tiempo, semejante a nuestras cabañuelas… también en el refranero y dichos populares se utiliza, y perdonen la expresión, “no confundir el culo con las témporas” como sinónimo de no confusión, como también tiene ese significado el no confundir las “churras con las merinas”, o “la gimnasia con la magnesia”…
En la iglesia católica, las témporas son los ciclos litúrgicos correspondientes al final e inicio de las cuatro estaciones del año, tiempos de agradecer los bienes recibidos y de pedir por los próximos… en épocas de finalización de las cosechas. Una acción que si bien hoy como tantas cosas no forma parte de la vida cotidiana, si lo fue en nuestras sociedades agrícolas y ganaderas en que los ciclos del año eran menos de calendario y más de representación de temporadas de producción y cosechas.
Y me dirán que estoy confundiendo las “churras con las merinas” o los otros giros populares, y qué tiene que ver esto con el tema que hoy quiero contarles. Pues, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, otro dicho popular, viene a cuento de la reflexión que hago de esta situación cambiante y confusa que vivimos.
Este año tan anodino, raro y fuera de lo normal, los cambios de estaciones los hemos tenido que sustituir por los cambios de ciclos epidémicos, los picos, los rebrotes y entre medias momentos de relajación que quizás fueran motivos para de volver a las andadas…finalizando el invierno nos confinaron, no pudimos disfrutar de una primavera exultante y verde como pocas primaveras y nosotros confinados…
El verano no le hemos podido disfrutar como es debido por la continua amenaza, las limitaciones y los miedos… cuando llegó el otoño en que ya amenazaban un nuevo rebrote, que estaba ahí amenazante, y llegó casi por sorpresa, entre grescas de unos poderes con otros, echándose las culpas de no haber sabido hacerlo mejor… y amenazante está ahí el invierno, que no es estación para tener las casas ventiladas, como aconsejan, y menos en nuestro clima… y los confinamientos ahora son por barrios, por pueblos, por distritos de ciudades por… unas cifras en unos lados y otras en otro… oleadas que están rompiendo las economías tan maltrechas ya, además de poner de los nervios a la ciudadanía… yo que se. sin embargo, mientras tanto el bicho campando a sus anchas, persiguiéndonos en toda actividad. Ven amigos lo de las témporas y lo otro, esto es pura confusión.
Y entre tanto todas las incertidumbres de la época añadidas, la apertura de los colegios, y nuevos cierres. Los hospitales de nuevo subiendo cifras de internados y de las ucis. O en lo economía, la apertura, cierres prolongados de tantos negocios, el turismo que sin repuntar ya cierra de nuevo… y entre medias tantos trabajos desaparecidos que la cosa amenaza gravemente. Además de esta pandemia nunca conocida, el hundimiento de la economía, un hecho que amenaza con un cierre más generalizado del que sería el límite del aguante de esta economía tan frágil y quebradiza, tan en el aire y amenazada desde tantos flancos…
Va a ser muy difícil sujetar esta situación, porque unos pocos no podrán sostener las ayudas que otros muchos demandan… un verdadero dilema, una gran amenaza a este modelo de sociedad… como decía un amigo mío, “que paren este tren, que me quiero bajar…”.
Este año no ha habido estaciones climatológicas, estamos en una medición del tiempo distinto y amenazador. Las evoluciones y nuevas cepas de este bicho se adelantan a todos y se resiste a dejarnos en paz… Y se juntará con la gripe de este otoño-invierno que ¡a saber cómo vendrá! Ya nos anuncian su llegada y la recomendación de vacunarse, no sea que se junten ambos bichos y a saber…
Hoy no he podido ser más positivo, lo siento, seguramente que una de las secuelas debe de ser esta, el pesimismo…
Fuente: Diario de Ávila