POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA).
Ya se ha cumplido un mes de este fenómeno de la naturaleza que cada día nos sorprende con nuevas imágenes, sobrecogedoras imágenes de esa Cumbre Vieja en erupción, explosiones y ríos de lava devorando todo lo que pilla a su paso y arruinando a muchos isleños que de repente ya no tienen nada… Una historia que sigue ahí amenazante cada día y no saben lo que durará. Toda la solidaridad que podamos para estas gentes y, en la distancia, el recuerdo cariñoso.
Hoy de nuevo retrocedo a vivencias personales que quizás no sean las más interesantes para estas líneas que, naturalmente, el público tiene las suyas. Pido licencia y permiso para contarles unos recuerdos vividos hace ya algunos años en esta isla verde, cuando se puso de moda aquella canción que asimilaron, “La Isla bonita”. Bonita es poco, ¡Preciosa!
Tenía yo una costumbre de visitar las Canarias, por las fechas y por el clima. Pronto aquellas visitas turísticas organizadas quedaron atrás para introducirme más cercanamente y perderme por rincones apartados del turismo. Así fue mi primer viaje a La Palma, también para visitar a amigos y a Manuela, una mujer palmera y castiza hasta con la que me unió la amistad.
En mi ruta por la isla, me mostraron la lava del Teneguía, ese otro volcán situado casi en la punta del corazón que dibuja la isla, en el Parque Natural de Cumbre Vieja, que ganó terreno al mar por Fuencaliente y la Punta Malpaís, y que hacía poco estuvo explosionando. La lava aún desprendía calor, por lo que me recomendaron que no llevara calzado de goma para caminar por el borde del “malpaís”. Una sensación de escalofrío y sofocante por el calor que desprendía aún… una zona volcánica salpicada de cráteres, la única que allí no es verde, no en vano es la única isla canaria que tiene nacientes y ríos, al norte, por Los Sauces y San Andrés, los Tilos por el Barranco del Agua. Y al oeste, el río de Taburiente en el Barranco de Las Angustias, el desagüe natural de la Caldera de Taburiente, con su punto más elevado de la isla, el Roque de los Muchachos, ese inmenso cráter algo escorado con los característicos pinos canarios, que son las únicas coníferas que retoñan, pura aclimatación a los fuegos volcánicos. Una vista espectacular desde el Mirador de la Cumbrecita. Entonces aún pude realizar una ruta por la caldera, me respondía el fuelle…
También toda la zona de Los Llanos de Aridane, Tazacorte y Puerto de Naos. Pero lo que más me sorprendió fue visitar en Barranco de las Angustias con su ermita dedicada a nuestra Virgen común, una preciosa talla del s. XVI de corte flamenco. ¡Qué pequeño es el mundo! Aquello me condijo a conocer más, a investigar y relacionar, de la mano de mi amigo Gerardo Fuentes, que me escribió una reseña preciosa sobre la historia de esta advocación en la isla. Casualmente por entonces, no sé qué celebración ocasionó que la imagen, de gran devoción popular, estuviera un año fuera de su ermita, viajando por todas las parroquias de la isla de una peregrinación inusual. Quizás de un origen portugués, o quizás castellano, pero una historia preciosa de cómo nació por aquella isla una gran devoción a esta Virgen Dolorosa y fue entronizada mirando a poniente, a las tierras de América, donde también llegaría nuestra advocación de manos de los navegantes, ya que Tazacorte es el puerto más occidental de las islas y por tanto de España.
Estos días, viendo la pantalla de televisión con esas escalofriantes imágenes del volcán arrojando magma con una frecuencia variable, hasta que llegó al mar, precipitándose por un acantilado y creando un delta de lava entre vapores tóxicos por el contacto con el agua de aquella lava incandescente.
Virgen de las Angustias, la de aquí y la de allá, echa tu manto protector y que cese este calvario y las penalidades de estas gentes.
¡Ha! Y si antes comía plátanos de Canarias, los mejores y más sabrosos, ahora con mucho mayor motivo, plátanos de La Palma.
Conozco a la cronista de Los Llanos de Aridane, Mª Victoria Hernández y la escribí un correo electrónico en solidaridad y cercanía, recordando lo mal que lo están pasando y además, con la incertidumbre de no saber hasta cuando… Mucho ánimo.
FUENTE: CRONISTA